Bien es sabido que Galicia es sinónimo de vino y vino es sinónimo de Galicia, un nexo inquebrantable que se retroalimenta casi sin querer. Pero cuando tenemos una botella enfrente, pocas veces nos paramos a pensar en lo que hay detrás, una historia de tradición, trabajo e innovación que, en ocasiones, se forja durante siglos y diferentes generaciones. De ello son buen ejemplo las bodegas que visitamos para este reportaje, testigos de un pasado y un presente de vino, patrimonio y cultura. Rincones donde han surgido las raíces de los vinos gallegos y que han contribuido a convertirlos en lo que son hoy en día.
Comenzamos este viaje en una subzona de la DO Rías Baixas: O Rosal. Es allí, concretamente en San Miguel de Tabagón, donde se encuentra Santiago Ruiz, una pequeña bodega -pero de gran valor- que lleva el nombre de su creador, considerado el ‘Padre del Albariño’. La historia de Santiago Ruiz se remonta a 1860, cuando su abuelo materno, Ángel, funda su propia bodega y lega a su familia, pero especialmente a su nieto, ese cariño y predilección hacia el mundo del vino. No en vano, tras retirarse con más de 70 años -en 1984- Santiago Ruiz decide dedicarse en cuerpo y alma al vino e inaugurar la bodega que conocemos. Hoy, su legado continúa gracias al trabajo y dedicación de su hija menor, Rosa Ruiz. “Cuando empezó -señala, en referencia a su padre- se iba con su botellita debajo del brazo a Madrid, Barcelona, Valencia. Era la época en la que los periodistas empezaban a hablar de los vinos de O Rosal; venían aquí y escribían porque les gustaba el vino, pensaban que mi padre era especial”. Además, destacó por ser un gran defensor del uso de variedades autóctonas de O Rosal. “Él decía que la uva reina es el Albariño, pero su corte celestial son el Loureiro, Treixadura, Caíño y Godello”, recuerda su hija. Otra de sus curiosidades es el que él mismo diseñó la que llegaría a ser la etiqueta de su vino insignia, Santiago Ruiz. “Cuando mi hermana mayor se casó, para que la gente supiera venir, les hizo un mapita y cuando mi padre vio el mapa dijo: aquí tengo mi etiqueta”, añade. En cuanto a la primera añada comercial que se puso en venta, fue a principios de los años 80. “Ahora producimos 240.000 botellas, más o menos. Tenemos 38 hectáreas en Tomiño, cuando empezó la uva a producir tuvimos que hacer la nueva bodega”, matiza.
Sin duda, la figura de Santiago Ruiz fue determinante a la hora de poner el vino de O Rosal en el mapa. “Cada vez que se habla del vino de aquí, hablan de mi padre. Era muy avanzado, es increíble lo que hizo”, finaliza Rosa Ruiz. Y todo ello impregna cada una de las salas visitables de esta bodega, algunas con el mobiliario original de la época del fundador.
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Estancia original de la época de fundación de Santiago Ruiz
Siguiendo el recorrido por la DO Rías Baixas, llegamos a nuestro siguiente alto en el camino: la subzona del Valle del Salnés. Es ahí donde se sitúa Lagar de Pintos, en Ribadumia, un espacio donde las viñas son las verdaderas protagonistas -con permiso de la casona familiar donde nació la bodega-. Marta Castro continúa junto a su hermana Carmen el trabajo que iniciaron sus padres, Pepe Castro Pintos y Mari Luz Baña, y relata que “establecer un año concreto de fundación de la bodega es complicado porque generalmente en todas las casas gallegas del rural de Galicia se elaboraba vino. En esta casa se trabajaba el viñedo, la huerta, lo que era ganadería, pero en los años 40, 50 e incluso 60 el vino empieza a tener un peso importante dentro de la economía de la familia, por lo que mi padre, a finales de los 70, decide construir una bodega propiamente dicha”. Se asienta sobre una finca con casi 15.000 metros de viñedo, compartiendo espacio con la casa familiar y el salón de eventos, que es completamente nuevo. Esto se debe a la expansión de Lagar de Pintos como un lugar de referencia para la realización de este tipo de actos. En este sentido, Castro señala que “hace 16 años, el mundo de la celebración de los eventos empieza a cambiar, las personas empiezan a demandar algo distinto. En este caso tuvimos la gran suerte de la relación personal que nos unía a Casa Solla, tanto Pepe Solla padre como Pepe Solla hijo. Ellos estaban buscando un lugar y nosotros queríamos celebrar aquí eventos, y así surgió la sinergia. Arrancamos juntos y seguimos juntos”.
Enclavada prácticamente en la desembocadura del río Umia, su clima, sus viñedos y sus suelos convierten a sus vinos en auténticos embajadores de la zona. “Realmente eso es la esencia. Lo más interesante siempre es la particularidad y personalidad de nuestros vinos, que lleven tu ADN”, enfatiza Castro.
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Lagar de Pintos, en Ribadumia, compatibiliza su uso como sala de eventos con la actividad bodeguera
Antes de abandonar O Salnés, es de recibo indagar en una bodega emplazada en uno de los palacios más reconocidos y emblemáticos de Galicia: la Bodega del Palacio de Fefiñanes, en Cambados. Edificio histórico donde los haya, la historia del Palacio de Fefiñanes se remonta al siglo XVI. Dicho palacio fue mandado construir por Don Juan Sarmiento de Valladares y se finalizó a principios del siglo XVII de la mano de su sobrino, Don Gonzalo de Valladares, miembro de la corte del rey Felipe II y I Vizconde de Fefiñanes. Construido en forma de L, su valor arquitectónico es incuestionable, con un estilo renacentista e influenciado por el barroco. Desde la bodega nos cuentan que fue fundada en el año 1904, lo que la convierte en la más antigua de la DO Rías Baixas y en una de las más antiguas del territorio gallego. Fue construida en los sótanos del edificio, aprovechando diferentes estancias del palacio. Como no podía ser de otra manera, la uva que utilizan es la Albariño y su marca más representativa, desde el inicio de la bodega, es el Albariño de Fefiñanes, registrada en el año 1928 (60 años antes de la creación oficial de la DO Rías Baixas). A fecha de hoy, la bodega, que sigue manteniendo su origen familiar, está administrada por Juan Gil de Araujo que, además, preside el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas y la Ruta del Vino Rías Baixas.
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Palacio de Fefiñanes nació commo bodega en 1928
Descubrir el Ribeiro-. Cambiando de provincia, continuamos el periplo en el Ribeiro, una de las denominaciones de origen más antiguas de España. Es allí, en Cenlle (Ourense), donde se haya Priorato de Razamonde. Tal y como explica Pepe Pérez Pousa, su fundador, “en nuestro ciclo vital surge la idea de la bodega en el momento en que nacimos, porque nacimos en el Ribeiro y entre viñas. A partir de ahí nos dimos cuenta de que había que echar una mano al Ribeiro y echársela nos iba a producir una gran satisfacción íntima”. En su caso, apostaron decididamente por el vino blanco.
Hay un factor que distingue a esta bodega de las demás, y es su ubicación. Pousa revela que “nosotros nacimos en frente, llevábamos toda nuestra vida anhelando ser dueños de la finca que ahora tenemos. Esa finca era un Priorato de Razamonde. Para nosotros era un mito y pudimos comprarla; fue una negociación lenta, nos llevó cinco años, eso ocurrió en el año 2013/2014. Lo que pasa es que estaba muy deteriorada y tuvimos que restaurarla”. En la actualidad, cuenta con 17 hectáreas propias. “Eso fue una condición autoimpuesta. Es un valor añadido: quien quiere un buen vino, lo paga”, matiza Pousa, haciendo hincapié en que “los vinos blancos del Ribeiro pueden competir sin ningún tipo de complejo con los mejores blancos del mundo”.
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Priorato de Razamonde cuenta en la actualidad con 17 hectáreas de viñedo
Siguiendo esta estela, uno no se puede ir del Ribeiro sin pasar por Casal de Armán, una bodega situada en un viejo casal del siglo XX que se ha convertido en todo un complejo enoturístico. Bodegas Casal de Armán, en Ribadavia, nace a finales de los 90, aunque su tradición familiar se remonta a principios del siglo pasado. En cuanto a sus vinos, Marcos DoCasal, comercial de la bodega, estima que “lo que diría que tienen de especial es trabajar solo con uva autóctona, buscando la máxima calidad para elaborar vinos que representen de la mejor manera posible este valle”. Lo mejor de todo es que su oferta no acaba ahí, en sus viñedos, ya que tenemos la opción de alojarnos en el casal y de poder disfrutar de la gastronomía en su propio restaurante. “La cocina del restaurante es una cocina de producto local pero actualizada, es una interpretación de nuestro chef, Marco Varela, de lo que es la cocina gallega, el producto gallego, pero desde una visión un poco más moderna”, recalca.
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Casal de Armán es un complejo enoturístico que apuesta fuertemente por su restaurante
Una bodega singular-. Es el momento de detenerse en unos de los parajes más bellos que existen en Galicia, la Ribeira Sacra, candidata a convertirse en Patrimonio de la Humanidad el próximo año. Atrapa a quien la visita por su característico color verde, sus ríos y, por supuesto, sus vinos. Casa Moreiras es historia viva de la Ribeira Sacra más vitivinícola, una bodega que comenzó su actividad en 1692 “del afán emprendedor y el amor a su tierra de mi padre. A finales de los años 80 y principios de los 90 -comenta Juan Vázquez, actual gerente- se pasó a una actividad profesional ya que empezó a acondicionar y restaurar la bodega, propiedad de la familia por parte de mi madre. Así, comenzó a elaborar vinos con la indicación ‘Viños da Terra’ que después derivó en la DO Ribeira Sacra”. Casa Moreiras puede presumir de ser única ya que está semienterrada. Vázquez reconoce “el enorme privilegio que tenemos de poder trabajar y elaborar vinos en una bodega con unas condiciones de humedad y temperatura adecuadas para su elaboración y conservación al estar en su mayor parte bajo tierra, con un valor arquitectónico e histórico que data de 1692 en la parte más antigua y otra que data de 1773”. Casa Moreiras dispone de una inscripción original plasmada en la piedra que da acceso a la parte semienterrada de la bodega, “siendo por esto una de las más singulares de todo el panorama vinícola del país”, subraya. En cuanto al futuro de la Ribeira Sacra, Vázquez concluye que “su potencial está en pleno desarrollo y está en nuestras manos posicionar nuestras tierras y pueblos en las mejores cartas de los restaurantes con estrellas Michelin por todo el mundo”.
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Casa Moreiras es la bodega más antigua de la Ribeira Sacra pues data de 1692
El valor de recuperar una variedad-. Continuando esta ruta del vino por Galicia, es de obligado cumplimiento hablar de los prestigiosos vinos de Valdeorras y, consecuentemente, de la persona que hizo lo posible por recuperar la variedad Godello bajo la Denominación de Origen, Horacio Férnandez Presa, socio fundador de Bodegas Godeval -cuyos inicios se remontan a los años 80-. José Luis Bartolomé, enólogo de Godeval, explica que la bodega “es una consecuencia de un proyecto del Servicio de Extensión Agraria, cuya oficina de O Barco dirigía una persona que tuvo la idea, fue el alma del proyecto y de la recuperación de la variedad: Horacio Fernández Presa. El primer paso fue crear una promotora, Revival, y de lo que se trataba era de hacer unos campos experimentales, llenar de uvas la comarca y sacar datos técnicos”. A partir de ahí, surge la iniciativa de hacer una bodega, Godeval, con la filosofía de “poner en valor el Godello de Valdeorras y consolidarlo como un vino de alta calidad entre los blancos”, comenta Bartolomé. Sin duda, un trabajo arduo que, según reconoce el enólogo, costó “casi 20 años”. Paralelamente, la bodega se implicó en la rehabilitación del Mosteiro de Xagoaza, un conjunto histórico que data del siglo XII. Xagoaza fue lugar de producción de vino, pero ahora se ha convertido en un área de visitas y de organización de eventos, tras el traslado a la nueva bodega, muy cerca del Mosteiro. Y al frente está ahora Araceli Fernández, digna heredera de su padre y continuadora de un trabajo que, como en el caso de todas las bodegas mencionadas en este reportaje, sentó las bases de lo que hoy es el sector vitivinícola gallego. Entender el pasado es esencial para poder disfrutar de nuestros vinos y, al mismo tiempo, presumir de ellos allá donde vayamos. Porque el vino es la historia de un pueblo, de una familia, de la variedad a la que pertenece; es, en definitiva, el resultado de una serie de causalidades y casualidades que dan lugar a una bebida que perdura con el paso de los años.
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Horacio Fernánez Presa es el nombre propio de la DO Valdeorras. No solo impulsó la variedad Godello sino que se implicó en la rehabilitación del Mosteiro de Xagoaza
Texto: Irea Lareu – Fotos: María Leiro / Cedidas