Por segundo año, el Vinseum de Vilafranca del Penedès acogió el Simposio de Viticultura Regenerativa, una serie de conferencias orientadas a reivindicar esta manera de entender y trabajar la tierra. Es también este modelo de viticultura una forma de devolver la vida a los suelos y reconducir la relación de plantas, animales y humanos, para que los viticultores y elaboradores puedan conocerla mejor e implementarla por el bien de las viñas y el planeta. Sobre este asunto se reunieron expertos viticultores de España y foráneos para estudiar y valorar las ventajas de esta forma de trabajar para mejorar la biodiversidad y frenar la erosión de los suelos.
En este encuentro, Miguel Torres, director general de Familia Torres y presidente de la entidad, anunció la creación de una nueva certificación de viticultura regenerativa de ámbito global en julio próximo, el llamado Regenerative Viticulture Alliance (RVA), definido por Torres como “un primer paso” para adoptar las recomendaciones de prácticas para el campo, además de ayudar al autodiagnóstico y auditorías externas respecto de los niveles de materia orgánica, fijación de carbono y presencia de biodiversidad. Así, el objetivo de esta cita es el de focalizar todas las acciones en este nuevo paradigma agrícola con la idea de reducir el daño causado y restaurar la salud de los suelos.
Durante el Simposio hubo varias ponencias destacadas como la que mencionó la eliminación de productos fitosanitarios y fertilizantes, las cubiertas vegetales, el pastoreo en los viñedos como maneras de restaurar la salud de la tierra y de hacerla ambientalmente más resiliente, más eficiente en la captura de carbono y que sea fuente de riqueza y trabajo para las personas. Josep Ramon Sainz de la Maza, asesor en agricultura regenerativa, agricultor y exganadero convencional, apuntó que la intervención humana –químicos, labrado…– rompe los ciclos regenerativos, destruyendo la estructura y degradando la tierra. Hay que permitir que la naturaleza se restablezca y beneficie también la agricultura, empezando por dejar de agredir los suelos.
Otro de los expertos que no se quiso perder la cita fue la doctora en biología molecular, Dania García, reseñó que hay que “cultivar con la naturaleza, no contra ella”, algo que compartió también el viticultor sudafricano Johan Reyneke, quien sentenció que “la agricultura regenerativa no es una ciencia exacta, pero hay que aprender de la naturaleza, como hacían los humanos hasta la aparición de la agricultura química a mediados del siglo XX”. También el argentino Pablo Borrelli aportó la coincidencia con la ganadería regenerativa, pero puntualizando que se deben conocer los mecanismos que determinan la fertilidad de los suelos, las simbiosis entre hongos, bacterias y plantas, conocer la cadena trófica, de las plantas a los carnívoros…. todo esto es útil para optimizar los beneficios de la gestión del ganado y la viticultura para fortalecer la regeneración, administrar los recursos económicos y crear un paisaje armónico, de infraestructuras y condiciones de vida. Borrelli puso como ejemplo la provincia argentina de Corrientes: si las vacas emiten 6.000 toneladas anuales de dióxodo de carbono equivalente (CO2eq), gracias al manejo holístico el suelo captura 26.000t CO2eq, “una oportunidad fantástica” de revertir los efectos del cambio climático “en un momento crucial” expresó para finalizar concluyendo que la regenerativa, se convertirá en la norma, “una nueva cultura” que también hará que comunidades rurales que estaban desapareciendo “vuelvan a la vida”.