De Carne Somos es un pequeño restaurante coruñés que abrió sus puertas hace menos de un año proponiendo una oferta gastronómica diferente a partir del origen argentino de su cocinera y propietaria, Mariela Campeñí. El espacio busca acercar algunos de los mejores productos de aquel país a través de una cocina que recupera recetas tradicionales pero aderezadas con nuevas técnicas y el ingenio creativo de su autora. En este coqueto establecimiento se llevó a cabo una cena-maridaje de excepción, puesto que los platos de la chef se complementaron con una singular e interesante propuesta de vinos argentinos, todos ellos elaborados por el enólogo Marcelo Pelleriti (el primer enólogo argentino que obtuvo la calificación de 100 puntos Parker por alguno de sus vinos) y presentados en esta ocasión por la sumiller argentina Sandra Castillo.
De esta forma, se degustaron 5 vinos, la mayoría bajo el absoluto predominio de la variedad argentina más representativa, la Malbec, una uva de procedencia francesa que encuentra su foco de producción principal en la provincia argentina de Mendoza (de hecho, este país sudamericano es el principal productor mundial de estos tintos).
Así, fueron saliendo a escena un primer y único blanco Torrontés, Sol fa Soul, que acompañó una Tosta con paté de pimientos; le siguió el mismo vino pero en su versión de tinto Malbec, maridado con una clásica Empanada de carne. A continuación, un plato que identifica perfectamente la cocina del local, una Polenta con Ragú de Rubia gallega y vaca argentina que encontró su complemento idóneo en el vino Malacara, un monovarietal de Bonarda, otra variedad que se produce en Argentina aunque es de origen italiano. Le siguió un Kouzo elaborado a partir de un coupage de Malbec y Cabernet Sauvignon, presentado con una Entraña de Rubia gallega, puré de coliflor y patatas ahumadas con pan de almendras y cebolla; cerrando la lúdica velada con un Malbec Reserva Marcelo Pelleriti maridado con un Lomo argentino en costra de cacao, café, pimienta y panela con mayonesa de aguacate y tortilla de cáñamo.
En definitiva, una cita donde descubrimos unos vinos tintos con gran personalidad, equilibrados y sabrosos que conjuntaron a la perfección con una cocina donde la artesanía, el ahumado y la creatividad marcan su sello de identidad.