Si miramos a nuestro alrededor, resulta bastante fácil encontrar algún producto o alimento que incluya en su composición algún colorante artificial, además del resto de aditivos. Bien sabemos que la industria se encarga de captar al consumidor gracias a diferentes métodos e imprime en letra pequeña -para hacer menos visible- lo que le gustaría esconder.
El color es un factor a tener en cuenta y de gran relevancia a la hora de elaborar un plato, un postre, helado etc. No siempre es natural, y no será por la gran cantidad de opciones disponibles, empezando por la amplia gama de frutas y verduras, entre otras muchas posibilidades. Hoy en día resulta más fácil aportar un toque de color a muchas fórmulas y platos gracias a nuevos productos e ingredientes, dejando de lado lo artificial. Un claro ejemplo son los afamados macaron, en los que algunas de las casas más reputadas de Francia utilizan colorantes naturales en polvo en sustitución de los artificiales.
Otro de los productos estrella y de reciente lanzamiento en el mercado es el chocolate Ruby, de la casa Barry Callebaut, que además de su particular sabor, presume de un color rosado muy atractivo y natural, cosa que se agradece (además de entrar a formar parte del repertorio de los grandes chocolates). Tampoco se pueden dejar atrás las grandes incorporaciones al mundo culinario y repostero de la firma francesa Valrhrona, exquisitas coberturas con fruta de la pasión, fresa, etc. entre su amplia oferta.
Dando un paso más firme se encuentra la presión ejercida por un gran número de reposteros de élite en Francia que han declarado la guerra al dióxido de titanio y que exigen la prohibición de este aditivo. Muchos de ellos exponen de forma clara que en su negocio no se utiliza ningún colorante artificial.
La última palabra en la guerra declarada siempre la tiene el consumidor, que deberá analizar visualmente su entorno y rechazar productos de dudosa naturalidad. Un claro ejemplo, y en pleno verano, son los establecimientos que pretenden vender un preparado de color estridente bajo el nombre de helado.
Manuel Garea