Texto y fotos: Alberto Traversa
A estas alturas nadie duda de que Portugal se ha convertido, gracias a una estrategia perfectamente diseñada y ejecutada, en un destino preferente en materia de turismo. Lisboa, Oporto, el Algarve de siempre, las espléndidas islas volcánicas de Madeira son los nombres propios que lideran propuestas ya reconocidas para disfrutar en tiempo de ocio.
Pero la novedad es que Portugal es mucho más que esas referencias ya consolidadas en el panorama del turismo internacional; y nosotros, tuvimos la ocasión de volver a visitar (después de seis años) la localidad de Ponte de Lima, en el norte portugués.
De fácil acceso tanto por autopista (A 3) como por carretera nacional, esta villa que atesora una historia singular, rica y digna de ser descubierta por el visitante, está mutando de a poco en un destino muy buscado por el turismo europeo porque ofrece las claves de lo que desea experimentar el turista.
Iniciamos así este viaje por Ponte de Lima durante un fin de semana y precisamente es una estancia costa una de las ventajas de este destino; a poco más de media hora de la gallega Tui, es decir, más que propicia para una escapada de fin de semana.
Antes de sumergirnos en este viaje guiado por tres anfitriones excelentes (Nuno y Vitor y más tarde Oscar) merece reseñarse el agradable y afable trato del portugués, seña de identidad de un pueblo que ha entendido que el primer impacto positivo de un hospedero es su sonrisa y amabilidad natural.
Con esta ventaja inicial, comenzamos la visita adentrándonos en el universo del Vinho Verde portugués recorriendo el Centro de Interpretación y Promoción del Vinho Verde, donde además de saborear un delicioso vino de esta denominación de origen comprobamos la excelencia de la variedad Loureiro (una de las fundamentales en la elaboración de estos vinos). Se trata de vinos frescos, aromáticos, con una acidez equilibrada y con un postgusto intenso que invitan a repetir; y, por supuesto, más que recomendables para maridar con la buena gastronomía de la zona. Son vinos que (ahora se sabe a ciencia cierta) a pesar de su juventud son ideales para beber con 3 años de guarda en botella, aunque incluso hay quien prefiere consumirlos con mayor edad.
Este Centro ofrece también la oportunidad de conocer su Museo que ilustra el inicio de la viticultura en la comarca, que iniciaron los romanos y que continuó siglos después con el esfuerzo de los primeros viticultores con sus viñas en “ramadas” (en alturas), sus originales transportes en carros, sus depósitos en barricas, etc. y cómo no, la evolución de esta denominación a través de una pantalla interactiva que abarca desde los tiempos romanos hasta la futura evolución de la viticultura en esta región. La D.O. Vinho Verde comprende los territorios de Ponte de Lima, Viana do Castelo, Arcos de Valdevez y Ponte da Barca. En Ponte de Lima hay cerca de una veintena de bodegas que elaboran estos preciados blancos, aunque la D.O. permite también la producción de tintos, rosados y hasta espumosos. Actualmente la excelente calidad de estos vinos ha promovido su exportación a países como Japón, EE.UU., Gran Bretaña o Brasil.
Como el mencionado Centro de Interpretación se encuentra perfectamente situado en pleno centro de Ponte de Lima, se hizo imperdible darse un paseo por el casco de la ciudadela, donde destacan varios atractivos como el puente romano y las esculturas de sus soldados que custodiaban su prohibición de cruzar el río Lima (la historia, con algo de leyenda es imperdible); las torres medievales con su cárcel (“Cadeia Velha) construida en el siglo XIV y reconvertida en Museo; el delicioso paseo por la Avenida dos Plátanos o por el centro de su encantador casco antiguo. Y entre tanto recorrido por Ponte de Lima, saborear los estupendos cafés que ofrece la hostelería local.
Al día siguiente y para no despistarnos del itinerario de la ciudad, bien merece darse una vuelta por el colorido Festival Internacional de Jardines, un paseo que descubre el arte y la imaginería en la jardinería que se puede visitar hasta el próximo 31 de octubre de este año y que tiene como elemento fundamental y motivador lo saludable.
Cerca de esta atractiva rosaleda dispuesta en parcelas de diferentes diseños, es imperdonable no visitar el Museo do Brinquedo Portugués; es decir, un espacio de varias plantas donde el único y exclusivo protagonista es el juguete que a lo largo de su historia nos sorprende con traje hecho en madera, latón, plástico, eléctricos, etc. Para los más pequeños y para los que ya pasamos del medio siglo de vida una visita al Museo no deja de trasladarnos en el tiempo a nuestros mejores días de infancia y adolescencia. Ningún cachivache, juego, muñeco, instrumento musical o de cocina, soldados, coches, trenes, figuras, o artilugios, sean de grandes dimensiones o ínfimos, se escapa de la memoria histórica de estas fabricaciones artesanales o industriales que representan siempre la imagen de la sonrisa en el rostro de un niño.
Pero este viaje por Ponte de Lima también sirvió de excusa para practicar un senderismo natural y cultural a la vez, ya que recorriendo el intenso verde que domina este territorio, fundamentalmente rural, nuestros amables guías de turismo nos llevan por paisajes donde destacan las distintas tonalidades de verde, siempre, indefectiblemente, rodeados de algún río más o menos potente pero que semejan los nervios de una tierra rica y próspera.
Así, participamos de los Caminhadas, ese placer por adentrarse a pie por caminos entre la exuberancia de la flora, subiendo o bajando por vericuetos donde siempre encontramos un excelente retrato paisajístico. Desde Turismo de Ponte de Lima están promocionando entre los propios del lugar y los que visitan este territorio con ganas de práctica de algún deporte de naturaleza este senderismo cultural y así fue como descubrimos las Aldeas de la Mesa de los 4 Abades.
Se trata de un relato verídico pero que podría formar parte de la leyenda artúrica ya que en Vilar do Monte encontramos una mesa y cuatro bancos todo de piedra que era el punto de encuentro donde los abades de cuatro parroquias o “freguesías”(de estos bosques de Ponte de Lima), Barrio, Cepôes, Calheiros y Vilar do Monte, se reunían una vez al año para pactar todo lo concerniente a el mejoramiento de estos territorios. Un encuentro público al que podían asistir los habitantes del lugar. En este entorno, hoy muy bien indicado, incluso la Mesa de Piedra, saluda a los peregrinos que hacen esta Caminhada o a los simples turistas con un “welcome”.
Es también en estos bosques de Ponte de Lima donde se pueden contemplar socalcos naturales y magníficos espacios de naturaleza como el Paço do Pé do Negro, la zona fluvial da Toca, los márgenes del río Bruxa con sus pasadizos construidos en el año 2019 donde todo invita a un paseo acompañado del discurrir del río. Y para que nada falte también se puede recorrer un tramo del Camino Portugués a Santiago, también señalizado con el reconocido símbolo amarillo que identifica el paso del Camino.
Estos recorridos entre paisajes naturales se convierten así en recursos turísticos que desde el área de Turismo de Ponte de Lima se pretende potenciar. Una propuesta más que interesante ni bien se sume a este itinerario un par de visitas a las bodegas de la zona, con cata y degustación del buen Vinho Verde, por supuesto.
Como no podía ser de otra manera también pudimos sorprendernos con la modernidad de un establecimiento con noble historia, el Hotel Paço Victorino, donde gran parte de su diseño interior se ha remozado pero aún conserva estupendamente un par de alcobas o habitaciones en suite con todo el magnífico mobiliario de este palacio construido en el siglo XVI. Su historia como centro de producción vitivinícola y de cría del buen ganado de la raza Miñota lo constituyó en sus inicios como una auténtica factoría del rural de Ponte de Lima.
Casi al final de este relato no podemos dejar de mencionar la excelente gastronomía con que nos agasajaron los buenos portugueses. Así, para destacar debemos mencionar el espectacular cochinillo degustado en el restaurante Cozhina Velha; el majestuoso rodaballo que nos ofrecieron en el restaurante Acude, o las sabrosas carnes rojas miñotas que lejos están de envidiar a las mejores de Galicia. Pero además en este apartado no podemos olvidarnos de reconocer una elaboración tradicional de la zona, una especie de Cocido portugués que responde al nombre de Masa O Labrador, y que generosamente cocinó para nosotros el estrellado y prestigioso chef portuense Marco Gomes. Se trata de un plato caldoso de pasta que incorpora legumbres, carne de cerdo y de vaca (Vitela en este caso), chorizo, garbanzos, zanahorias, perejil y lombarda. Un auténtico plato de montaña para hacer frente a los fríos más intensos de un invierno por estos bosques.
Pero también en pleno rural del territorio, también la organización nos regaló con una masterclass de Marisa Lima, una experta en medicina tradicional china y experta en biosalud quien nos ilustró -con degustaciones incluidas- sobre tres diferentes desayunos saludables donde el protagonismo fue para las proteínas, los vegetales (pepinos, remolacha, apio, zanahorias, jengibre, cúrcuma), las frutas, frutos secos y el queso de cabra entre otros ingredientes. Ponte de Lima vuelve a sorprendernos gratamente con una demostración de su cocina más tradicional y la incorporación de las nuevas tendencias en materia de alimentación y salud.
Todo ello para cerrar un fin de semana intenso pero singular, un viaje que es como un cóctel de verano: refrescante, colorido y con sabor, así es Ponte de Lima.