Las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda anuncian su participación activa en un ambicioso proyecto internacional que busca el reconocimiento de los vinos fortificados como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Los impulsores subrayan la “relevancia histórica, cultural y económica” de estos vinos “únicos”, cuya tradición y elaboración se han convertido en “un emblema del patrimonio vinícola internacional”.
El proyecto, liderado por una coalición de regiones productoras de vinos fortificados, incluye no solo al Marco de Jerez sino también a otros referentes internacionales como Oporto y Madeira (Portugal), así como Marsala (Italia) y Samos (Grecia). Estas regiones comparten un legado centenario en la producción de vinos fortificados que destacan por su calidad excepcional, métodos de elaboración únicos y su papel como puente cultural entre diferentes civilizaciones. César Saldaña, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jerez, dice estar “convencido” de que esta coalición internacional de vinos singulares y el reconocimiento de la Unesco “constituirán un paso decisivo para preservar y difundir la riqueza cultural asociada a los vinos fortificados. Este patrimonio no solo pertenece a las regiones productoras, sino que es un legado de toda la humanidad”, concluye.
El reconocimiento por parte de la Unesco –inciden desde Jerez– supondría un “impulso significativo” para la visibilidad internacional de los vinos fortificados y sus regiones de origen, así como para la promoción del enoturismo sostenible. “Además, contribuiría a la protección de los conocimientos, tradiciones y prácticas que dan vida a estas joyas enológicas frente a los desafíos contemporáneos, como el cambio climático y las transformaciones económicas globales. Una iniciativa que además debe ayudar a redescubrir la contemporaneidad de estos vinos, especialmente entre las generaciones más jóvenes”, añaden.
El expediente de candidatura, que será presentado en los próximos meses, destacará aspectos como la singularidad de los métodos de elaboración, su vínculo con el desarrollo rural sostenido, la fijación de población al territorio local y su capacidad de conectar culturas a través de la gastronomía, la tradición y la historia.