¿Habéis jugado alguna vez a imaginar cómo será el trabajo, o los amigos, o los hobbies de una persona que os cruzáis por la calle y que os ha llamado la atención? Es un simple juego que no implica nada más que el uso de nuestra imaginación, explotar un poco el hemisferio derecho de nuestro cerebro y dejar que la creatividad fluya.
En mi trabajo, como barista y dueño de un Coffee, estoy en contacto con cientos de personas distintas. Algunas de ellas nos visitan para tomar su café en el descanso de su jornada, otros vienen a desayunar y darse un homenaje, otros clientes cogen su café y se lo llevan de paso que hacen algún recado. Muchas de esas personas se han convertido en fieles visitantes y, por tanto, de antemano podemos predecir qué se va a tomar. Este hecho crea un clima de confianza entre el cliente y el barista, conociendo sus gustos y preferencias y, a su vez, teniendo la confianza para proponerle alguna novedad, algún café de especialidad que acabase de llegar o algún dulce recién preparado para los más golosos.
Pero, si no conociésemos al cliente y tuviésemos que imaginar qué se tomaría, cómo le gusta su bebida… O incluso si en España estuviese más extendido el concepto “take away” como en otros países, podríamos cruzarnos por la calle con alguien tomándose su café en su vaso reutilizable e imaginar un sinfín de opciones que estará bebiendo. Sería un ejercicio divertido para hacer suposiciones sobre combinaciones insospechadas.
¿Os parece que existe algún tipo de patrón? Por hacer una reflexión sobre lo que suele ser más común entre mis clientes: los cafés de origen no suelen ser productos que acostumbren a pedir las personas mayores (más de 60-65 años). Son sabores a los que no suelen estar acostumbrados y por tanto esa acidez, ese cuerpo y ese postgusto se les suelen hacer desagradables. En cambio, sí encaja un café de filtro ya que recuerda a un “café de pota” como lo conocemos los gallegos.
También es común que entre este público el azúcar acompañe a la taza, mientras que ya las personas que rondan los 40 años (cinco arriba, cinco abajo) sí están más abiertos a adoctrinar su paladar y apostar por tomarse su café sin azúcar, sobre todo cuando es con leche.
Tenemos también un público más juvenil que casi con seguridad va a pedirse su capuchino con algún sirope; no es una crítica ni muchísimo menos, pero las cadenas grandes han puesto de moda bebidas como el Frappuccino de sabores que, a su vez, son bebidas muy vistosas y ya sabemos que la nueva era viene pisando fuerte con las redes sociales. Los siropes proporcionan ese sabor distinto y dulce que suaviza el café si es que todavía no estás demasiado acostumbrado a consumir café a diario.
¿Te animas a explotar tu faceta más imaginativa y creativa? Haz la prueba, pero vamos a creer que tú eres el protagonista: imagínate yendo a tu Coffee de referencia, comprando café en grano o molido para llevar a tu casa, paseando orgulloso con tu vaso “take away” y tu bolsa con el paquete que te han vendido y recomendado según tus preferencias. Imagínate en tu puesto de trabajo recomendando a tus compañeros hacer lo mismo que tú has hecho. Porque el café es un producto cotidiano que forma parte de nuestras vidas desde hace cientos de años y se merece todo nuestro mimo y cuidado: dejemos entonces de imaginarlo y hagámoslo realidad. #propositos2022 #porunpreciojustoparatodos
Luis Blanco