Porque estar al día nunca fue tan fácil

Seguro que recuerdan el revuelo causado por el legislador gallego cuando, con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario, obligó a titulares de restaurantes, cafeterías y bares a ofertar la entrega de las fracciones sobrantes de alimentos no consumidos a los usuarios. Tras las críticas por los riesgos a la seguridad alimentaria, la Ley 6/2021 atribuyó la responsabilidad de su conservación, una vez entregados por el establecimiento, a la persona usuaria que contrató el servicio.

En poco más de un año, cuántas cenas y almuerzos habrán salvado las célebres raciones gallegas en nuestros hogares. En mi familia, unas cuantas, ¡qué quieren que les diga!; la croca con patatas para las niñas, el arroz con choco para la abuela y los callos para el menda.

Pues bien, el legislador estatal ha dado una vuelta de tuerca a esta medida con la Ley 7/2022, de 8 de abril, que declara la guerra a los plásticos y regula los envases para recoger estos alimentos al objeto de conseguir una reducción del 70% en el año 2030. Así, entre otras normas, a partir del 1 de enero de 2023, las personas titulares de restaurantes, cafeterías y bares estarán obligadas a cobrar un precio por cada vaso y recipientes de plástico que se entreguen al consumidor, diferenciándolo del resto de productos en la factura o ticket de venta. Además, de acuerdo con las normas de la Unión Europea, se prohíbe la introducción en el mercado de cubiertos, pajitas, agitadores de bebidas, vasos y recipientes de poliestireno expandido, entre otros productos de plástico.

Otra de las medidas de la ley estatal destinada a reducir el consumo de envases de un solo uso que ha llamado la atención es la que obliga a establecimientos del sector de hostelería y restauración a “ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, el consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”. Vamos, que el vaso de agua de toda la vida, cuando la industria del plástico todavía no había puesto en jaque al planeta Tierra, ha pasado de la deferencia con el cliente al precepto jurídico en aras del medio ambiente.

Tomen nota, por favor: cerco al plástico, aunque solo sea por su condición de terrícolas; ya sé que algunos viven en Marte, pero son minoritarios. Promovamos una economía circular donde el lema de las tres erres -Reducir, Reutilizar y Reciclar- se limite a una sola, pero elevada al cubo: Reducir, Reducir y Reducir. Vivamos como galegos, claro que sí, pero hagámoslo con responsabilidad.

Joaquín San Martín Zamácola

 

 

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