Porque estar al día nunca fue tan fácil

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Si la manzana se convierte o no en el gran motor económico del rural de A Estrada, está por ver. Pero, por lo de pronto, su cultivo ha experimentado un crecimiento sostenido en la última década, y también apunta a importante recurso turístico. La tradición sidrera, junto con las características agronómicas de la zona, hacen de A Estrada y su comarca el epicentro del cultivo de manzana para sidra de Galicia, favorecido por la organización de los productores y las mejoras introducidas por éstos en la gestión de las plantaciones y en la recolección. Pero esta manzana no se transforma en el municipio, por eso ya hay voces que apuntan a que A Estrada debe dar un paso más y crear una gran sidrería que saque al mercado un producto propio.

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En A Estrada se recogen, de media, cada campaña 1,5 millones de kilos de manzanas, en una superficie que ronda las 100 hectáreas

El cultivo de la manzana para la elaboración de sidra ha crecido notablemente en los últimos años en Galicia. Hoy encontramos plantaciones en zonas como la Ribeira Sacra, Sarria o el noroeste de la provincia de A Coruña, pero el municipio que atesora la mayor concentración de pomares es el pontevedrés de A Estrada, donde la proliferación de plantaciones de manzanos anima a pensar que se trata de un cultivo que tiene futuro, alentado por una tradición que no llegó a perderse y por un relevo generacional que para sí quisieran otros sectores del campo gallego. La creación, hace dos décadas, de la cooperativa Ullama fue el gran espaldarazo para la recuperación en A Estrada de un cultivo con mucha tradición pero que había perdido fuelle frente al vino o incluso frente al sector lácteo. Ullama nació con apenas doce socios y hoy reúne a 50 propietarios que computan unas 100 hectáreas dedicadas al cultivo de la manzana, la mayoría distribuidas en parcelas de pequeñas dimensiones. La producción total, de media, ronda el millón y medio de kilos.

 A Estrada

La cantidad y calidad de la manzana que se produce en Galicia da como resultado una sidra con características organolépticas diferenciadas

La organización de los productores, junto a las mejoras que se han introducido tanto en las plantaciones ya existentes como en las nuevas (controles de maduración, mecanización, profesionalización de las cuadrillas, etc.) ha permitido que una actividad que se consideraba complementaria haya pasado a ser prioritaria para muchas familias. “Con unas seis hectáreas en producción, a unos 20.000 kilos de manzana por hectárea, ya te da para ser mileurista”, comenta Miguel Soto, técnico de Ullama.

María Luisa Diéguez es una pequeña productora asociada a la cooperativa, que pasó de ser temporera en la recogida de la manzana a alquilar algunas fincas a propietarios que no podían atenderlas e incluso a plantar manzanos en terrenos de su propiedad. Natural de Callobre, creció entre manzanos, por eso no dudó en convertirse en productora cuando la cooperativa se asentó y la manzana de A Estrada comenzó a ser tan bien valorada. “Cultivar manzana es rentable porque le sacas un rendimiento a un terreno que, de otra forma, no produciría nada. Ahora se está plantando muchísimo, pero debemos expandirnos en la medida en que podamos vender la fruta. Si producimos mucha, igual llega un momento en que no hay nadie que nos la recoja”, confiesa algo timorata.

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Miguel Soto destaca los logros alcanzados por la cooperativa Ullama, verdadera impulsora de la recuperación del cultivo de manzanas en A Estrada

Y es que en A Estrada, prácticamente el 90% de la producción -toda en ecológico- se vende a Custom Drinks (Maeloc). Este acuerdo comercial es, en buena medida, el soporte de una producción que no ha dejado de crecer en los últimos años. “Nosotros ya teníamos un volumen en ecológico e hicimos buena simbiosis entre la industria y los productores, porque si no tienes una industria que te saque el producto…”, comenta Miguel Soto. Sin embargo, esta vinculación con la gran industria no ha impedido el nacimiento de varias pequeñas sidrerías que luchan por sacar al mercado un producto diferencial. La pionera fue Sidrería Ribela, que comenzó con la sidra natural, siguió con la sidra sin gas e innovó con la sidra con lúpulo, contribuyendo a abrir mercado y a situar la sidra estradense no solo en el mercado nacional sino también en el europeo. Su responsable, Jesús Armenteros, está convencido de que el cultivo de manzana para sidra en A Estrada tiene un gran futuro por delante, pero tiene que estar unido a la rentabilidad. “Yo soy optimista puesto que hay mucha manzana y de calidad. Ésa es la fuerza que tenemos. Pero de cara al futuro, y tras esta crisis del coronavirus, deberíamos trabajar por hacer una macrosidrería porque A Estrada, hoy por hoy, con este nivel de producción, no puede ser solo el granero de otras sidrerías, tenemos que tener nuestras propias sidras”, apunta. Si bien Armenteros es consciente de que el acuerdo con Hijos de Rivera da una estabilidad al sector, considera que A Estrada debe tener su propia fábrica. “Pero la competencia es voraz y en el mundo de la sidra se están introduciendo empresas de mucho poder, las grandes cerveceras, que compiten de forma agresiva. Los microproyectos están muy bien, pero tienen un corto recorrido; una empresa no puede quedarse indefinidamente en un proyecto pequeño. El futuro, la incorporación de gente joven, la generación de mano de obra de calidad… pasan por una gran sidrería. El futuro está en la rentabilidad, lo otro no deja de ser un sueño romántico”, comenta. El creador de Sidra Ribela está muy orgulloso del trabajo conseguido por la cooperativa en estos años, así como de diversas acciones desarrolladas a nivel promocional como la Feria de la Sidra, por eso reclama un modelo similar para esa gran sidrería que espera se pueda llevar a cabo. “Debe ser un proyecto común y comunitario, debemos estar todos en la misma línea porque de lo contrario, no daría resultado. La Feria dio mucho vuelo a todas estas pequeñas iniciativas, lo cual demuestra que la unión hace la fuerza. Pero esto no puede quedar en una anécdota, tiene que ser futuro y desarrollo para la comarca”, detalla. Para Jesús Armenteros, la puesta en marcha de esa gran sidrería no tendría por qué entrar en conflicto con el acuerdo comercial que la cooperativa mantiene con Custom Drinks. “El crecimiento de la producción de manzana está siendo exponencial. Dentro de poco habrá mucha más manzana, por suerte. Habrá para Maeloc y para los nuevos proyectos que se creen. Tenemos la manzana muy cerca y mucha, y eso nos va a permitir, en un futuro, hacer cosas muy interesantes”, concluye.

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El 90% de la manzana recogida por la cooperativa se transforma fuera del municipio

Por su parte, el técnico de Ullama considera que el futuro debiera pasar por conseguir fincas de mayor tamaño y con unas características que permitiesen su mecanización. En ese sentido, la Xunta anunció que ultima la creación de un polígono agrario de unas 100 hectáreas en el municipio de Cerdedo-Cotobade, mientras que en A Estrada estaría buscando otras localizaciones. “Siempre que los productores pidan ese terreno -señaló al respecto el conselleiro de Medio Rural, José González- vamos a buscar con nuestros técnicos las mejores condiciones agronómicas para seguir haciendo esta manzana de primera calidad”. Y es que la manzana gallega es muy valorada dentro y fuera de nuestras fronteras, con la particularidad de aquellas variedades autóctonas que aportan un carácter diferencial. En ese sentido, una de las últimas en incorporarse al registro de variedades para sidra es la Rabiosa de Callobre (parroquia de A Estrada), una variedad pequeña y muy ácida que no sirve para manzana de mesa pero que sí es muy apreciada para su vinificación por aportar ese particular amargor a las otras variedades más dulces.

Recurso turístico.- Pero el potencial de la manzana en A Estrada no se queda solo en su transformación para la elaboración de sidra y otros productos que, por el momento, son residuales (vinagres, mermeladas, zumos…). También se descubre como recurso turístico. Precisamente, las cuatro micro sidrerías más importantes de la zona -Ribela, Camino, Peroja y Sobreira-, con el apoyo de la cooperativa, impulsan la Ruta de la Sidra de A Estrada, un recorrido que ofrece a los visitantes la posibilidad de adentrarse en este mundo mediante visitas a fincas, a sidrerías y a lagares antiguos que mantienen las viejas estructuras de piedra y madera tallada donde se elaboró sidra durante siglos.

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Camino es una de las cuatro sidrerías que conforman la Ruta de la Sidra de A Estrada, que posibilita conocer el ciclo de producción, desde el campo al lagar

La ruta tiene la peculiaridad de que puede ser realizada en tres épocas diferentes del año, teniendo en cuenta el ciclo de producción de la sidra: floración de los manzanos (primavera), manzanos en flor (verano) y recogida y elaboración de la sidra (otoño). Nicolás Andión, administrador de Sidrería Camino, explica que la intención es que cada una de las cuatro sidrerías integrantes ofrezca un producto diferencial al visitante, de modo que no se repita la experiencia. “Una sidrería tiene un pequeño museo, otra tiene un lagar antiguo… Nosotros tenemos historia, porque quien fue propietario de esta casa en el siglo XVI está enterrado en la Catedral de Santiago. Lo que no buscamos es competir entre nosotros porque no tiene sentido”, detalla. En Camino, por ejemplo, se ofrece la visita a la antigua propiedad -aún sin restaurar-, a la bodega y, en breve, a una nueva plantación de manzanos que rodeará el pazo. “La plantación no la haremos para autoabastecernos sino para que quienes nos visiten vean de dónde salen las manzanas. Nosotros no podemos ser buenos productores y buenos transformadores. Yo le compro a la cooperativa y me despreocupo. Mi tarea es transformar y vender”, apunta Andión. En ese sentido, el administrador de Sidrería Camino también advierte que las cuatro sidrerías que forman la Ruta tienen productos diferentes. “Nosotros solo trabajamos con tres variedades (Regona, Raxao y Teórica) de las 16 que se cultivan en A Estrada y vinificamos cada una por separado. Nuestra sidra es diferente porque recogemos la manzana en un punto de maduración tardía, con lo que conseguimos que tenga mayor graduación y se conserve mejor. Nuestra sidra es como un vino, suave, sin apenas gas, que se puede tomar durante la comida”, explica. Y no se quedan ahí pues acaban de obtener la autorización para elaborar un destilado de sidra.

La Ruta se ha visto afectada por la covid-19 pues apenas en el mes de febrero se había cerrado el acuerdo entre las cuatro sidrerías. La pandemia frenó en seco sus proyectos de promoción, entre los que se encontraba la celebración de alguna prueba deportiva que recorriese las cuatro sidrerías, pero esperan retomarlos cuando la situación mejore. En ese sentido, los responsables esperan que, para primavera -la época más bonita para visitar las plantaciones- la Ruta esté en pleno funcionamiento.

Mientras esto no sucede, algunos establecimientos turísticos del municipio ya están apostando por la manzana como elemento diferenciador. Es el caso de Torres de Moreda, una casa de turismo rural que, además de producir para sidra dentro de la cooperativa Ullama, con árboles que superan los 100 años de edad, trata de vincular todas sus acciones al mundo de la manzana. “Cada una de nuestras habitaciones -detalla Ana Villamayor, gerente del establecimiento- tiene el nombre de una variedad antigua, también hacemos degustaciones, menús gastronómicos de otoño con manzana y con sidra, zumo de manzana, etc.”. Un ejemplo más de que esta fruta tan popular y humilde comienza a estar considerada como una seña de identidad de A Estrada y una oportunidad de futuro para sus habitantes.

 

 

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