Porque estar al día nunca fue tan fácil

Buen aterrizaje en Vigo es el que está experimentando tras su reciente apertura el nuevo establecimiento de la cadena Kamado Asian Food. ¿El lugar? La séptima planta de El Corte Inglés. Allí, entre fuegos que te hacen sentir como si estuvieses sentado a la barra de algún mercado asiático, y bajo la dirección en cocina de Daniel Valverde -a quien acompaña en esta puesta en escena un solvente equipo-, el festín gastronómico nos transporta directamente al Lejano Oriente. Pero en el Kamado vigués los sabores siempre marcan sutiles diferencias con las recetas originales. La búsqueda en cocina de gustos y aromas propios “de la casa” siempre se agradecen. Esto es lo que sucederá un mediodía cualquiera que uno se decida a experimentar con una infinita variedad de picantes -desde los leves a los que parecen quemar- entre salsas agridulces (a cuál más sabrosa), gyozas, baos, woks, curris y, por supuesto, brasa. Un par de cosas son ciertas en este Kamado: el mágico y permanente equilibrio de sabores en cada plato donde ninguno planea por encima de otro y la muy apreciada ausencia de grasas en las salsas. Un beneficio para la salud y para los paladares que gozan hasta con las notas de sabor más tenues.

El Kamado propone una carta muy bien compensada, con entrantes y platos clásicos de la cocina oriental: desde el Pad Thai (fideos de arroz salteados) que se ha convertido en el triunfador de la carta, hasta un más actual Crab Bao; pero todos presentados en raciones para compartir, una seña de identidad que desde el primer bocado promueven entre los comensales.

Pero si además del producto principal son importantes los picantes y las salsas (desgrasadas), no cobran menos protagonismo las especies, con infinitud de aromas que enriquecen cada propuesta de cocina. Cocina, por cierto, que además de ser abierta se ubica como un escenario (separada por una barra, pero rodeada de las mesas) donde dan forma y sabor al arte de hacernos viajar por Oriente.

Decidir qué plato es más apetecible o recomendar qué elaboración no debe uno perderse es faena imposible en este restaurante (que abre todos los mediodías, pero cierra cuando El Corte Inglés baja sus persianas). Los dientes más cárnicos también encontrarán platos a su gusto en la carta, como los Pork Ribs (costillas de cerdo a baja temperatura y salsa agridulce) o un delicioso Pato Kamado. Y para completar este festín -de precios asequibles- los dulces merecen acompañarse de alguno de sus cócteles, que los hay más tradicionales o de autor, con el apellido “Kamado”. Nosotros optamos por un Negroni y un Kamado Pasión (apenas alcohólico, pero con un toque de vodka), refrescante y afrutado por la gracia del mango, la lima, la naranja y los frutos rojos.

 

 

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