Miran al mar, al río, a la montaña y a los cielos más urbanitas. Son espacios al aire libre donde disfrutamos rodeados de familia y amigos de una copa de vino, de un brunch o de una cena. Hablamos de las terrazas, los establecimientos más demandados de esta época del año. Para los más rezagados o que buscan un plan divertido con las mejores vistas, seleccionamos ocho rincones hechos por y para celebrar la vida.
Música en directo y puestas de sol únicas a orillas del mar
Empezamos esta ruta de ‘terraceo’ por el sur de nuestra comunidad, concretamente en Sanxenxo. Es allí donde se encuentra la Terraza Corsario. Este local ofrece una programación musical para todos los públicos y una carta que sabe a Galicia. “Somos un chiringuito de playa pero con un toque distinto por nuestra oferta de entretenimiento y de coctelería”, relatan desde Corsario. En lo gastronómico, destaca la parrilla con protagonismo compartido entre las carnes y los pescados. Asimismo, los combinados más clásicos conviven con los mojitos o los daikiris; elaboraciones que se preparan en furgón vintage. Pero si hay algo que destaca sobremanera son las vistas. “Tenemos un banco en el que parece que puedes tocar la capilla de A Lanzada con los dedos. Las puestas de sol son un espectáculo”, sentencian.
De Coruña al cielo
Del sur nos vamos al norte para acercarnos a la ciudad de A Coruña con el objetivo de relajarnos en uno de los mejores escaparates de la urbe, en el Sky Bar del Hotel Plaza. “Nuestra propuesta se centra en lo que es la coctelería de autor y siempre que podemos introducimos producto gallego como el albariño”, relata Nuria Blanco, directora del hotel. En lo gastronómico encontramos elaboraciones pensadas para compartir, como una tabla de ibéricos o unos fritos de gambón.
La hora del desayuno, en Portomarín
Las buenas terrazas no están solo en la costa y prueba de ello es nuestro próximo destino: Portomarín, pueblo donde se emplaza la cafetería-pastelería D´Gusta Bakery & Café. Este local, que puede presumir de ostentar un reconocimiento que pocos locales de la provincia tienen en su haber, un solete de la Guía Repsol gracia a sus dulces artesanales y, cómo no, a su terraza, que mira hacia el embalse de Belesar. “La vista es impresionante, a la gente le gusta mucho tanto en verano como en invierno e incluso en temporadas fuertes hay colas”, señala Andrea Rodríguez, responsable del local. Así, aquí podemos desayunar una rica tostada mediterránea o merendar un bizcocho de naranja mientras tomamos un batido; todo ello elaborado a base de ingredientes naturales.
Un Lugo diferente
Sin salir de la tierra lucense, la siguiente parada es la Terraza del Méndez, un rincón único ubicado en el hotel que le da nombre y desde donde podemos divisar una de las vistas más especiales de la ciudad. “ La gente se sorprende porque no ha visto el interior de las murallas desde esta altura, es el principal atractivo”, señala Miguel Cortés, el responsable de eventos. En lo gastronómico sobresalen los pescados y las carnes a la brasa maridadas con los vinos más representativos del panorama gallego y nacional. Además, cabe destacar que cualquiera puede ir, independientemente de si se está alojado. “Está abierta todo el día al público en general. Quien viene, repite”, añade Cortés.
Color, sabor y tradición desde la Ribeira Sacra
Continuando nuestra búsqueda por el interior de Galicia, el camino nos lleva a Casa Grande de Cristosende, una casa solariega convertida en alojamiento rural que ha sido distinguida recientemente con un ‘Solete’. Un reconocimiento otorgado por la Guía Repsol que se debe en buena parte a su terraza ajardinada. Y es que desde este espacio se puede disfrutar con avidez los tonos y las sensaciones que irradia el Cañón del Sil a cualquier hora del día. “Las puestas de sol son muy bonitas, la luna de noche se refleja en el río. Ponemos la hora de la cena en función de esto porque gusta mucho”, expone Mar Vázquez, gerente del negocio. Con un recetario basado en productos de la comarca y con una carta de vinos centrada en los vinos de su tierra, esta terraza estrena este año un nuevo elemento: una barra pensada para dar salida a los cócteles.
Un rincón para el disfrute
Cambiamos de escenario para irnos a la comarca del Salnés, una de las zonas de Galicia más demandadas durante la época estival. Ubicada en Meaño, la Quinta de San Amaro es un hotel y restaurante que no deja indiferente a nadie y que destaca por sus zonas al aire libre. “Disponemos de cuatro terrazas, dos de ellas para tomar algo y el resto para almorzar o cenar. Una de las ventajas es que desde alguna se puede disfrutar de una panorámica a los viñedos espectaculares”, narra Ignacio Crespo, propietario de la Quinta. Pero hay una que sobresale y que gana cada vez más adeptos, la terraza “Senta na Herba”. “Se trata de un espacio verde, muy amplio y rodeado de naturaleza. La solemos utilizar para ofrecer cócteles”, comenta Crespo.
Tomar un vino bajo la sombra de las hojas de la parra
Sin irnos muy lejos, los seguidores de Baco tienen una cita en Laguiña Lieux-Dit, un local que gira en torno a la cocina tradicional con una carta de vinos que cambia cada semana y que supera las quinientas referencias. Y, cómo no, todo ello se puede degustar al aire libre, bajo una parra. Tal y como relata Eduardo Camiña, sumiller y responsable del local, “nuestra terraza está muy relacionada con lo que hacemos, ves un montón de viñedos, plantaciones… es muy verde. Aunque estamos muy cerca de la costa este es un paisaje del interior, más tradicional de Galicia”, describe Camiña, quien añade que “en verano trabajamos muy bien las noches, la luz es baja y es bonito”. Sin duda, un plan más que apetecible para poner el broche de oro a un día soleado.
Un balcón que mira al atlántico
Llegados a este punto, ponemos fin a este itinerario de ‘terraceo gallego’ en Viveiro. Desde allí podemos disfrutar de una de las vistas más espectaculares al atlántico gracias a la terraza del Restaurante Nito, un establecimiento perteneciente al hotel Ego. Este espacio gastronómico ofrece la mejor calidad de la cocina tradicional gallega desde que abrió sus puertas, allá por 1970. Así, este restaurante destaca por sus pescados y mariscos, con una carta que varía según la temporada. Y si a todo esto le sumamos las vistas es un lugar ideal para el relax y el buen comer.