Porque estar al día nunca fue tan fácil

El Día Internacional del Turismo 2022, que se celebra el 27 de septiembre, pone a las personas en el centro de algunos debates que se antojan claves para el desarrollo de la actividad. Preguntas como “¿hacia dónde va el turismo?”, “¿a dónde queremos ir?” y “¿cómo vamos a llegar allí?”, que la OMT plantea con motivo de la efeméride, invitan al sector a hacer una reflexión sobre el futuro, pero también sobre el presente. Porque ya se empiezan a ver signos de agotamiento en determinados modelos y porque hay voces que claman por un turismo diferente, más humano y consciente de su huella en la economía, el patrimonio o el paisaje. Y más todavía a partir del covid19, que ha traído consigo un nuevo paradigma mundial en el que las tendencias en viajes apuntan a la búsqueda de prácticas turísticas que permitan a las personas descubrirse a sí mismas y conectar con su ser interior.

En este campo está trabajando Minia del Río (Latexosdeturismo.com), consultora especializada en turismo que encuentra en el diseño y la creación de experiencias basadas en el bienestar integral (físico, mental y emocional) de las personas “una oportunidad para los destinos y los agentes del territorio en cuanto al desarrollo de un nuevo modelo de turismo y de productos turísticos asociados”. Habla de “turismo regenerativo en el marco del desarrollo sostenible de un territorio”, un término que no es nuevo pero que está ganando adeptos. En ese sentido, Del Río y otros expertos han lanzado una plataforma de colaboración de profesionales con un Manifiesto para la regeneración del sector, Turismo Reset, convertida recientemente en asociación. En este contexto, Latexos de Turismo creará una comunidad para la puesta en marcha de una serie de iniciativas bajo la denominación de ‘Turismo de SER®’, resultado del camino de evolución profesional y personal de la propia Minia del Río. “Se trata –explica– de integrar prácticas de terapias naturales y otras actividades basadas en el crecimiento personal que en la actualidad no se consideran turismo como nuevos productos turísticos a desarrollar bajo un nuevo modelo que integre ambas realidades: la del turismo actual en el marco de un turismo regenerativo y de bienestar; y la de los facilitadores de las actividades que desconocen, en general, la operativa de la industria del turismo”.

A su línea de trabajo habitual de consultoría turística, Del Río añadirá la organización de retiros con dos modalidades: formativos, dirigidos a los profesionales de la industria del turismo; y lúdicos, dirigidos principalmente a familias y otros colectivos. “Estas experiencias vivenciales propuestas se centran en trabajar otras partes del ser humano más allá del cuerpo físico permitiendo descubrir ese yo interior del que se habla desde el origen de los tiempos que nos permite estar en armonía con nosotros mismos, con las demás personas, con la naturaleza y con este mundo que habitamos”, detalla.

Llevados estos conceptos al Camino de Santiago, Manu Mariño y su equipo (Quietud.org) organizan recorridos por las distintas rutas alejados completamente del concepto “turismo” y mucho más próximos a otros ámbitos que también desarrollan en la empresa, como el “mindfulness”. La oferta de Quietud se compone de rutas organizadas a las que se pueden sumar los participantes y de recorridos elaborados a demanda, pero siempre para grupos pequeños, de no más de una docena de participantes. “Lo nuestro no es turismo, es más una experiencia donde, utilizando el Camino como medio, lo importante es entrar en contacto con el entorno y contigo mismo desde un punto de vista consciente”, explica Mariño. De hecho, dentro de cada ruta -y de participación voluntaria- una de las jornadas se dedica a la recogida de basura en el Camino “y la actividad ayuda a tomar conciencia y a respetar la naturaleza”.

Lo importante de estas rutas –detalla Mariño– no es por qué uno decide hacer el Camino sino la experiencia en sí, que viene determinada por todo lo que va sucediendo. “Cuando estás caminando, necesitas toda tu energía para avanzar y, además, no sabes nada de los otros peregrinos que te vas encontrando y te relacionas con ellos de ser humano a ser humano. En el Camino te das cuenta de qué es lo importante en la vida, y que no necesitamos demasiadas cosas”, detalla. La labor de Manu Mariño y su equipo no es ejercer de guía turístico sino organizar y acompañar. “Nuestro papel es que la persona se dé cuenta de que lo importante no es lo que te sucede sino cómo te relacionas con lo que te sucede porque el Camino te quita mucha paja y te lleva a la esencia”, concluye. Manu Mariño está elaborado el estudio ‘Proyecto Ultreia’ junto con el profesor Albert Feliú, con el apoyo de varias universidades, para determinar los beneficios del Camino en la salud física y emocional de los peregrinos y hasta el momento han podido evidenciar que la realización de la Ruta, frente a otras vacaciones como pudieran ser las de naturaleza, tiene más prevalencia en las personas. Las próximas salidas programadas de Quietud serán de O Cebreiro a Santiago de Compostela en septiembre y por el Camino da Geira e dos Arrieiros en octubre.

Maruxío (Souto – A Estrada) es un ejemplo de turismo rural que traspasa lo meramente turístico para ahondar en el conocimiento y experimentación de la vida en el campo. “El rural tiene mucho que ofrecer. Tenemos los recursos, pero muchas veces no miramos qué podemos hacer con ellos”, señala María Rivas, copropietaria de Maruxío. Así, esta pequeña empresa del Deza, que tiene en su obrador de galletas artesanas una de sus piezas clave, cuenta además con una zona de exposiciones que acoge tres o cuatro veces al año mercados “de la tierra”, donde se reúnen productores y artesanos para celebrar jornadas de convivencia. Junto a ello, en Maruxío se imparten cursos y talleres en los que participa todo tipo de público, “desde familias a grupos de amigos pero que, como nexo común, valoran cómo se hacían antes las cosas, lo saludable, vivir con lo más básico e ir a la raíz”, explica María Rivas. Talleres de cosmética, de pan, meditación en grupo… son algunas de las actividades que ofrece esta peculiar casa rural que, por supuesto, dispone de alojamiento. “La gente lo busca para desconectar, estar en la naturaleza y vivir en una casa como eran las de antes”, detalla la propietaria.

Abrazar a los árboles.- En su estrategia por fomentar un turismo más consciente y sostenible, la Deputación de Pontevedra implementó el 2019 un programa de ‘Bosques Terapéuticos’, con un total de siete rutas en 2022 por otras tantas áreas naturales. El programa, que año tras año agota en muy poco tiempo todas sus plazas, se inspira en técnicas originarias de Japón y tiene el objetivo de “disfrutar de la naturaleza, respirar relajado y hondo y descubrir los singulares colores y luz que surgen entre los árboles. Adentrarse en los bosques es una enseñanza para experimentar un viaje de conciencia y fundamentalmente lo terapéutico apunta a cortar y eliminar el estrés diario liberándose de las tensiones”, explica Iria Lamas, diputada de Medio Ambiente y Transición Ecológica. Los participantes, que suelen repetir cada temporada, “abren sus sentidos y aprenden a observar todos los detalles que habitualmente nos pasan desapercibidos”. Los Salones del Lérez (Pontevedra), la isla de Tambo, el entorno del Río Eifonso (Vigo), O Carreirón (A Illa de Arousa), la Ruta da Pedra e Auga (Meis), los puentes colgantes del Lérez y el entorno del río Almofrei (Cerdedo-Cotobade) son los espacios que acogieron las rutas este año, con grupos de 25 personas como máximo, la mitad de ellos, turistas nacionales e internacionales que están de vacaciones en las Rías Baixas.

Un poco más al norte, en el municipio mariñano de Ourol, se sitúa O Viso Ecovillage, un complejo de turismo rural de lujo, no entendido tanto por sus servicios e instalaciones como por un concepto que rige todas y cada una de sus acciones: O Viso Ecovillage es ecológico y vegano. Su impulsora, la doctora en Ciencias Sociales Pascale Hardy que abandonó Suiza para venir a vivir a Ourol, compró la finca y las construcciones –todas ellas cubiertas de maleza y con los muros apenas en pie– en 2017, convencida del “potencial” que la aldea tenía para albergar un proyecto de estas características. “Yo soy vegana desde hace más de diez años y mi idea era abrir un hotel vegano que, más que nada, ofreciera una experiencia. Quería hacer algo para el planeta, para los animales y también para promover de manera pacífica otro tipo de cocina, saludable pero que no solo son ensaladas o parrilladas de verduras”, detalla Hardy.

Así, el veganismo de O Viso Ecovillage se refleja en la cocina, con una oferta orientada exclusivamente a los huéspedes que la propia Hardy elabora y que se nutre del producto de proximidad y de temporada. Fuera del restaurante, en la construcción y decoración del hotel no se empleó ningún material de origen animal (cuero, lana, seda, etc.); además, las amenities son veganas y ecológicas, así como los tés y cafés que los huéspedes tienen a su disposición en las habitaciones y que, además, son de comercio justo.

El complejo, de 12 hectáreas de extensión, se compone de 7 casas –divididas en 11 apartamentos y 5 habitaciones– para un total de 31 huéspedes, piscina, un local de usos múltiples (donde se organizan talleres de cocina o retiros de yoga, entre otras actividades), huerto y bosque de árboles autóctonos. De cara al año próximo, Hardy proyecta la creación de varios senderos por la finca con carteles explicativos en gallego, castellano e inglés de la flora y fauna del lugar pues otro de los objetivos de su creadora era que O Viso Ecovillage tuviese una vertiente didáctica, tanto en lo que se refiere al mobiliario y aperos encontrados en la aldea y que han sido restaurados como al entorno en el que está emplazada. “La experiencia aquí –explica la propietaria– es de completa inmersión en la naturaleza. Hay gente que viene sola, porque necesita realizar un viaje interior; hay gente que viene en pareja, otros que vienen en grupo… La idea es que esto sea un lugar para encontrarse y para perderse”.

Encontrarse y perderse, reconectar con uno mismo y el entorno, favorecer el desarrollo sostenible de las comunidades locales… Objetivos de un nuevo paradigma de turismo que ha venido para quedarse y que en Galicia tiene, sin duda, un hábitat más que favorable.

Preocupación por dejar el destino mejor de lo que lo encontramos.- Cada vez son más los viajeros que durante sus vacaciones en la naturaleza se preocupan por dejar el lugar que visitan incluso mejor que a su llegada. Viajar de otra manera, no solo desde nuestra perspectiva como turistas sino pensando en los lugares que visitamos. Alexandra Touza (Ponlecaraalturismo.com) señala que “cuando se realiza de manera responsable, el viaje no solo no daña, sino que regenera y revitaliza el entorno produciendo resultados positivos para las comunidades y las economías”. Y en este contexto, “el diseño de experiencias es un elemento clave –precisa– para generar productos turísticos innovadores, transformadores y, que marquen la diferencia en mercados nacionales e internacionales”. Todos aquellos profesionales o aficionados que quieran profundizar más sobre estos temas, tienen la oportunidad de participar en sendos cursos que Touza impartirá en la UNED de Vigo (presencial u online). En octubre se desarrollará el curso ‘Competitividad en torno al desarrollo rural, turismo y territorio’, en el que tratará temas como el turismo regenerativo, la sostenibilidad aplicada al turismo, el diseño de experiencias y paquetes creativos o el turismo agroalimentario. Ya en noviembre, Touza impartirá un curso específico de ‘Ecoturismo’, una tipología turística en la que predomina la conservación del hábitat tanto pensando en la flora y fauna como en sus habitantes. Toda la información de ambos cursos se puede encontrar en la web extension.uned.es.

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies. ACEPTAR

Aviso de cookies
Share This