Porque estar al día nunca fue tan fácil

Santiago acogió una interesante jornada sobre el desperdicio alimentario, organizada por la Unión de Consumidores de Galicia y que contó con la participación de expertos de los diferentes eslabones de la cadena que coincidieron en señalar que todos, desde los productores a los consumidores, tenemos que implicarnos para lograr una alimentación más sostenible y en la que se produzcan los menores desperdicios posibles. Con las miras puestas en la próxima aprobación de la ley contra el desperdicio alimentario (en la actualidad, en trámite parlamentario), los diferentes ponentes analizaron las cifras actuales y las posibles soluciones.

Se antoja necesaria una perspectiva global e integral donde se apueste por reducir las pérdidas desde el primer eslabón, dando salida, por ejemplo, a los llamados “productos feos” que tienen difícil llegar al circuito comercial convencional. Ejemplo de ello es la iniciativa Fruta Feia que se desarrolla en Portugal y que cuenta con una veintena de puntos de recogida de este tipo de productos en Lisboa y Porto.

Al respecto, el director gerente de AGACA, Higinio Mougán, advirtió sobre la necesidad de diferenciar entre pérdida y desperdicio y animó al aprovechamiento de los subproductos y a la lucha contra las que llamó “prácticas comerciales desleales”. Al tiempo, animó a las instituciones a legislar “pisando la tierra y no desde un helicóptero”. Al respecto, la subdirectora general de Calidad y Sostenibilidad Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ana Díaz Pérez, incidió en que la estrategia que aplica el ministerio para afrontar el desperdicio alimentario se basa en tres pilares: medición, divulgación y sensibilización, y legislación; y destacó las cifras positivas de reducción del desperdicio alimentario en los hogares españoles. “Medir el desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de valor es muy complejo”, apuntó José María Medina Rey, responsable de gestión de conocimientos en Enraíza Derechos, quien incidió en que “muchas veces, la gente tira cosas pensando que no son comestibles, pero sí lo son”. De hecho, abundó en que el consumidor “no es consciente de los impactos que el desperdicio alimentario tiene”, por lo que animó a las instituciones a seguir invirtiendo en campañas de sensibilización.

Por su parte, representantes de la industria agroalimentaria y de la distribución aseguraron que ambas están tomando medidas para reducir el desperdicio, mejorando las técnicas de producción y almacenamiento, y adaptándose a las expectativas y necesidades de los consumidores. Acciones como la presentación de productos a granel -lo que permite comprar lo necesario-, la ampliación de horarios o la baja de precios de los productos que están próximos a caducar son algunas de las medidas apuntadas. La distribución reconoce que alcanzar el desperdicio cero es un objetivo ambicioso, pero que la normativa y las nuevas prácticas introducidas acercan significativamente a la industria a esa meta. En ese sentido, aun con alguna salvedad, los participantes se mostraron satisfechos con el anteproyecto de ley de lucha contra el desperdicio alimentario que podría aprobarse definitivamente a finales de año. “Esperemos que no haya ocurrencias en la presentación de enmiendas, y que haya diálogo”, apuntó María Martínez-Herrera, responsable de seguridad alimentaria y medio ambiente de Asedas.

Galicia.- También intervino en la jornada el director xeral de Calidade Ambiental e Sostibilidade, Ramón Boga, quien indicó que Galicia trabaja para reducir el desperdicio alimentario apostando por la sensibilización del conjunto de la ciudadanía y por la concienciación sobre la necesidad de realizar buenas prácticas tanto en la producción como en el consumo. Boga apostó por seguir dando pasos en la buena dirección con medidas como la implantación del quinto colector -para la recogida separada de biorresiduos- o la necesidad de insistir con las campañas de concienciación para evitar que alimentos en buen estado acaben convirtiéndose en residuos de este tipo.

El director xeral aseguró que a avanzar en este ámbito ayudarán también herramientas como el Plan de Gestión de Residuos Municipales 2030, que próximamente irá al Consello da Xunta para su aprobación y que prevé medidas como la elaboración de un código de buenas prácticas o un plan de acción autonómico contra el desperdicio alimentario que incida en todos los eslabones de la cadena.

 

 

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