El Casino de Santiago continúa avanzando en su puesta en marcha, prevista para este último trimestre del año, y lo hace, además de ultimando las obras y dotación de mobiliario, mediante la búsqueda y formación de su futura plantilla de trabajadores. Entre ellos, un papel importante lo jugarán los crupieres, que la propia empresa se encarga de formar dada la capacitación que se requiere para el desempeño de su labor.
En ese sentido, el programa formativo, que combina teoría y práctica, busca preparar a los alumnos para desenvolverse “con precisión y rapidez” en las mesas de juego, dotándolos de las habilidades necesarias para manejar fichas, cartas y la bola de la ruleta, así como “realizar cálculos mentales complejos en cuestión de segundos”, apuntan desde el Casino. Además, la formación no sólo se centra en la técnica, sino que incluye capacitación en atención al cliente, inteligencia emocional y habilidades interpersonales “con el objetivo de ofrecer un servicio de alta calidad y garantizar una experiencia sofisticada en las salas de juego”. El proyecto, impulsado por el nuevo Casino Santiago, sala apéndice del Casino Atlántico de A Coruña, subraya el “compromiso” con el desarrollo de empleo especializado en la ciudad “contribuyendo a la profesionalización de un sector que combina destrezas técnicas y un trato exquisito hacia el cliente”.
La escuela de crupieres arranca sus clases con un grupo de 22 alumnos seleccionados, que recibirán una formación “rigurosa” en todas las áreas clave de la profesión. Durante el curso, los participantes trabajan sobre mesas de juego reales, simulando el ambiente de una sala de casino desde el primer día. Así, la formación incluye el manejo detallado de fichas y cartas, la capacidad de hacer cálculos instantáneos y precisos, así como el desarrollo de una agilidad en las manos que permita gestionar con fluidez todos los elementos del juego. “Se trata de una profesión que aúna técnica y estilo, y en la que cada movimiento cuenta”, puntualizan desde el Casino.