Cambiar para volver a ser uno mismo. Ese proceso que a veces cuesta tanto es el que están atravesando NaDo e Iván Domínguez. El primero, para retomar ese carácter de taberna o casa de comidas gallega; y el segundo, para fortalecer una “Militancia Atlántica” que -casualmente- estaba triunfando más en Madrid que en A Coruña. Y es que la transformación vivida por su restaurante de la capital -Xeito- hacia platos más sencillos, donde el producto y la estacionalidad son los que mandan, y la excelente acogida que ésta ha tenido en la clientela han reformulado la propuesta de NaDo hasta el punto de que ambos restaurantes pasan a compartir la misma carta.
“Al final es reinventarnos para volver al inicio, siguiendo la misma línea de nuestra cocina sostenible, más accesible, más fresca, más popular y divertida”, señala el chef. Iván Domínguez delega los mandos de NaDo en su “alter ego”, Daniel Portillo, un bregador de los fogones que traslada a la perfección los “mandamientos” de la “Militancia Atlántica” y de su “capitán”.
Afinando todavía los horarios de apertura, el restaurante coruñés se deshace de corsés y de cierto formalismo para volverse más cercano, adaptándose sin complejos a una forma de consumir que ha cambiado, tanto por parte del cliente como por las exigencias de la situación económica actual. Por eso el ticket medio baja, pero sin renunciar a los principios de cercanía, estacionalidad, honestidad y calidad que siempre han caracterizado a Iván Domínguez.
Lo pudimos comprobar en una reciente visita al local coruñés donde disfrutamos de una Empanada de lacón con grelos, unas Almejas rubias a la sartén, Ostras rizadas al natural, Escabeche rojo de mejillones y Ensaladilla de boquerón (los dos platos que más triunfan en Xeito, entendemos perfectamente por qué), Espárragos blancos á feira, Raya con escabeche de vainilla y puerro, Albóndiga de corzo y puré de castañas y, para finalizar, el afamado Flan de NaDo.