Porque estar al día nunca fue tan fácil

emilio moro“Somos tradicionales en contexto, pero tenemos un carácter innovador en la manera de elaborar nuestros vinos”. Con estas palabras, el presidente de Bodegas Emilio Moro y tercera generación de la familia, Javier Moro, daba la bienvenida al selecto grupo de críticos y medios de comunicación especializados que reunió en Divino Steak House (Culleredo) para presentar sus vinos más icónicos y el nuevo estuche de edición limitada Malleolus by Jorge Vázquez. El diseñador gallego fue el elegido para la nueva imagen del pack, un guiño más a Galicia, una tierra que es definida por la bodega como “un mercado clave”, tanto para sus tintos como para sus blancos. “Para Bodegas Emilio Moro, un territorio como el gallego, marcado por la cultura, la naturaleza y el patrimonio que le da forma es prioritario. El vínculo que Galicia tiene con la tierra y todo lo que pasa a su alrededor hace que nos sintamos altamente identificados con ellos y por esto mismo tenemos que estar presentes. Además, esa potencia y la variedad gastronómica que tiene Galicia es única y unido a su fuerza dentro del mercado hace que Bodegas Emilio Moro tengamos como objetivo seguir creciendo en él”, sostiene Javier Moro.

Y como no hay nada mejor para apreciar todo lo que un vino puede ofrecer que acompañándolo de buenos manjares, la presentación a la prensa tuvo lugar en el transcurso de un almuerzo donde se fueron sucediendo diferentes maridajes, a cual más apropiado. Para comenzar, una copa de champagne Joseph Perrier Cuvée Royale Brut, un vino que distribuye en exclusiva en España Bodegas Emilio Moro desde hace apenas cuatro meses. “Soy muy champanero –confesaba Javier Moro– y con esta casa compartimos muchos valores. Son unos pequeños productores, con apenas 800.000 botellas, y tenemos una filosofía muy parecida”. Las burbujas aguantaron hasta el primer pase, unas ostras a la brasa con el punto justo de ahumado.

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Para seguir, iniciamos un paseo por el Bierzo de la mano de dos de los tres godellos que elabora Bodegas Emilio Moro. La bodega ribereña probó con diferentes uvas blancas en su tierra, pero no encontró aquélla que le permitiese elaborar vinos de tanta complejidad y expresividad como la Godello, que en el Bierzo es santo y seña. No probamos su vino más joven, El Polvorete, sino que comenzamos con El Zarzal 2021 que acompañamos con unas navajas y unos berberechos a la brasa. La frescura y acidez equilibradas del vino (que pasa 9 meses por fudres de roble francés), junto a sus toques florales, nos ayudaron a mantener alerta las papilas gustativas, deseosas de seguir profundizando en esta gama de Godellos 100%. Y es que en Bodegas Emilio Moro no hacen plurivarietales, pues confían en desarrollar todo lo que cada variedad puede dar por sí misma. Y a buena fe que lo consiguen, como así coincidimos los presentes al alabar el siguiente vino, La Revelía 2019, un vino espléndido, con una crianza sobre lías en barrica que le aporta cuerpo y untuosidad y augura un gran futuro de guarda. “Todos nuestros blancos son de perfil gastronómico, pero éste más si cabe”, comentaba Javier Moro. Y por si el vino no fuera un espectáculo por sí mismo, el maridaje fue el mejor de la velada: un carpaccio de lengua de vaca ahumada y una impresionante cecina de buey con queso de vaca madurado que no hicieron sino potenciar la untuosidad del vino.

Y de ahí a los tintos, dos Tempranillos 100% de su gama Malleolus, cuyo primer vino salió al mercado en 1998 para dar “un golpe de efecto en la DO Ribera del Duero”, detalla Javier Moro. Y es que esta bodega introdujo nuevas elaboraciones en la zona, con crianzas sutiles en madera. “Nuestro vino joven tenía seis meses en barrica y hasta el momento eso nadie lo hacía”, recuerda el presidente. Además, apostaron por diseños y colores que también rompían lo establecido, algo que se ha querido mantener en la nueva imagen de los vinos, donde tradición y modernidad se dan la mano.

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Degustamos, en primer lugar, un elegante y fresco Malleolus 2020, que acompañamos de un sabroso y untuoso steak tartar de vaca sobre hueso de tuétano a la brasa. Con este vino apreciamos el esfuerzo de la bodega por adaptarse al gusto actual, menos proclive a vinos densos y alcohólicos de etapas anteriores, y lo reafirmamos con un delicioso y sutil Malleolus de Valderramiro 2019, “el gran Tinto Fino” de la bodega, máxima expresión de la variedad y un goloso fin de fiesta que el restaurante acompañó de un chuletón de Rubia Gallega de 12 años y una maduración de 90 días. “En Bodegas Emilio Moro estamos viviendo una situación muy especial como compañía, como familia. Nos encontramos inmersos en un momento de nuevas oportunidades, de crecimiento y de avances”, señalaba Javier Moro, quien dejaba entrever importantes proyectos tanto en territorio nacional como en el Nuevo Mundo. Lo próximo será la inauguración de su propia bodega en El Bierzo, prevista para esta misma primavera.

 

 

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