Taberna Faro Pequeño es el primer eslabón de un proyecto mayor que derivará en el aprovechamiento para usos turístico-hosteleros de los dos faros de Cabo Silleiro, en Baiona. Su impulsor, Pati Blanco, incide en que la vocación es ésa: que ambos edificios recobren vida de la mano del alojamiento y la restauración, pero también que sean “tractores” de la actividad turística en la comarca. La Taberna que acaba de abrir sus puertas ocupa las instalaciones del faro primigenio, más cercano al mar, que –por sus dimensiones– se pensó desde un principio para este fin. La distribución del local busca aprovechar al máximo la luz natural que inunda la estancia, en la que una barra central ordena el resto de espacios. Mesas altas en su contorno y, al fondo, un pequeño comedor de mesas bajas con capacidad para una decena de comensales. La joya de la corona es la amplia terraza que circunda el faro, donde se ha instalado una pequeña torreta recordando la luminaria que ayudaba a los marineros a entrar en la Ría de Vigo. La decoración también responde a ese fin, y la oferta gastronómica, aunque mirando al Atlántico, no se cierra a otras corrientes. “Lo que queremos, por la naturaleza del emplazamiento, es promocionar los productos pesqueros autóctonos, pero dándoles un toque de creatividad y originalidad. Desde el pulpo a los carabineros con huevo frito, ceviches, carpaccios… Cocina fresca y pensada para compartir”, explica Blanco. En cuanto a la oferta líquida, además de cerveza, el local hace un guiño inequívoco a la DO Rías Baixas y, más concretamente, a la subzona de O Rosal. De hecho, la intención es colaborar con las bodegas del entorno para ofrecer experiencias conjuntas a los visitantes, muchos de ellos peregrinos, no en vano el local se sitúa en las proximidades del Camino Portugués por la Costa.