Jorge Gago siempre quiso tener un bar. Y ahora, con el proyecto totalmente asentado de A Maceta, era el momento de cumplir ese deseo. A escasos metros de la Catedral ha abierto O Testo, un juego de palabras con su hermano restaurante con el que, precisamente, guarda similitudes, pero también diferencias. El cuidado del producto y el servicio del local de San Pedro se trasladan al casco histórico, pero con muchas menos ataduras. “O Testo –proclama Gago– es un espacio donde puedes tomar producto de mercado en formato tapa acompañado de buenos vinos, sin mayores pretensiones”. Al chef le cuesta definir su nuevo local porque es consciente de que quizás evolucionará de su idea original. “Es como Maceta al principio, que era una cosa informal pero profesional que se fue formalizando por demanda de los clientes. Yo lo que pretendo es que O Testo se quede siempre en un formato divertido, ser profesionales pero que haya ruido, que seis personas cojan una mesa de cuatro y no pase nada. Que se cuiden los detalles y se perciban, pero que no se tengan tan en cuenta”, concluye. Huir del encorsetamiento y de las expectativas que hoy acompañan el servicio en un restaurante para ofrecer un momento de relax, buena conversación y una rica y sencilla propuesta gastronómica. En la carta encontramos ‘Para picar’, con formatos individuales de gildas, boquerones, berberechos o anchoas; y ‘Platos e Platiños’, raciones para compartir donde entran el pulpo, diferentes carnes y pescados del día “pero con precios amables”, puntualiza Jorge Gago. La oferta vínica lleva la firma de A Maceta, con unas 35 referencias en carta, la mayoría gallegas, pero algunas concesiones a procedencias foráneas. “Si vienes a Galicia y estás a 100 metros de la Catedral, lo lógico sería que quisieras beber vinos gallegos, pero hay quien pide un rosado o un champagne, y los tenemos que tener”, reconoce el chef, que intentará tener presencia en ambos locales. “O Testo lo disfruto mucho, es como una fiesta a la que estoy invitado. Pero necesito estar en Maceta –admite– porque es la prolongación de cómo yo entiendo la gastronomía”.
Foto: Luis Polo