Fernando Rodríguez y Eva Guzmán estudiaron en el CIFP Compostela y ahí forjaron una relación personal y profesional que les ha ido llevando por diferentes puntos de la Península hasta que, llegados a la madurez, han decidido volver a sus orígenes, a la casa familiar de Eva –en Banzas, Outes– para montar su “proyecto de vida”, como ellos mismos lo definen. Detrás quedan sus estadías en diferentes restaurantes y hoteles y, en el caso de Fernando, en A Estación de Cambre y, posteriormente, en BiDo, donde ya pudo comenzar a desarrollar prácticamente en plenitud su cocina, tal era la confianza y entendimiento con su propietario, Juan Crujeiras. Como ellos dicen, en O Secadeiro se practica una “gastronomía natural” y eso se ve no solo en el menú degustación (el establecimiento no dispone de carta) sino en cada uno de los rincones del restaurante –que ocupa un antiguo secadero de cereal– y de la finca. En ella sobresale el huerto, que nutre buena parte de la despensa de O Secadeiro, donde predomina el “mundo vegetal”, aunque sin olvidar el mar que baña el municipio y las carnes de calidad que en él se producen. Fernando, a los mandos de la cocina, explica que su apuesta va más allá de los productos “estrella”, por eso pone el foco en aquellas variedades más humildes que, de calidad y bien trabajadas, se transforman en platos espectaculares. “Con nuestro menú hacemos un recorrido por nuestra huerta, con platos que son totalmente vegetales y otros en los que lo vegetal es un acompañamiento importante”, apunta. En todo caso, la estacionalidad irá marcando el devenir del menú de O Secadeiro, con mayor presencia de la cuchara, las carnes y la caza cuando llegue el frío. Eva, al frente de la sala, cuida una bodega no demasiado extensa, donde los vinos gallegos de pequeños productores mandan, en línea con el concepto del restaurante. A futuro, una terraza exterior y un reservado en la planta superior acabarán de redondear el proyecto.
Foto: Luis Polo