Los cocineros Alberto Lareo y su socio, José Antonio Pazos, están de estreno. Acaban de abrir su nuevo proyecto de restauración en Santiago, Maina (etimológicamente: hacer las cosas de forma tranquila), un lugar diferente que escapa del sobresaturado centro compostelano, de los excesos de técnicas culinarias y de los menús-degustación. “Encontramos este local que es lo que buscábamos para recrear un espacio de barrio, un restaurante que ofrezca productos frescos, de temporada, de zona y del comercio local, es decir, economía circular directa”, enfatiza Lareo. Se trata de un establecimiento con un comedor para una treintena de comensales, que dispone también de una zona de terraza, con una carta con una docena de propuestas donde brillan a la par los productos de la huerta, los pescados (de bajura como el jurel y la caballa) y diferentes cortes y elaboraciones de ternera gallega. La novedad es que las propuestas irán cambiando mensualmente, aunque el Guiso de jarrete de ternera gallega, el Rodaballo salvaje (estilo caldeirada) o los Puerros asados con vinagreta de tomate y queso San Simón serán clásicos infaltables en el Maina. Una opción de cuatro postres (nos recomiendan la Milhojas de crema, chocolate y sidra helada) y una bodega con medio centenar de referencias donde destacan etiquetas de singulares vinos gallegos, de otras D.O. españolas y algunas referencias del nuevo mundo integran una oferta donde la opción por copa será de vinos de calidad media alta. Y si apetece algo distinto, las burbujas también piden paso en el Maina a través de champán, cavas, espumosos gallegos, sidra, prosecco italiano, etc.
Foto: Luis Polo