El éxito está para quien se empeña en buscarlo. Y aunque no sea el afán de Marta Morales, Carles Ramón y Manu Núñez, la ampliación de la familia Besta Barcelona es algo más que una mera diversificación del negocio. Tras Besta llega Batea, otro establecimiento que bebe del Mediterráneo y del Atlántico a partes iguales y que sus impulsores presentan como una marisquería “bistró”. “Batea nos plantea una renovación en la idea de marisquería tal y como la conocemos; será informal, rotunda, no elitista, sencilla, pero, por supuesto, nada simple”, aseguran. La cocina que nos presentan Núñez y Ramón propone jugar con la estacionalidad de productos de mar (conocidos y menos conocidos) centrados en la máxima calidad, el minimalismo en la ejecución y el recibir una experiencia genuina para el paladar donde el placer será el objetivo por encima de todo, sin complicaciones y muy directo. Junto a ello, otro de los puntos fuertes será la coctelería a cargo de Marta Morales, con mezclas basadas en la frescura, sabores “sour”, hierbas, flores, mucha burbuja y cítricos… Todo apelando a vivir una experiencia “natural y marinera” entre dos costas para cerrar la degustación y hacerla redonda. Situado en una ubicación emblemática, Batea Barcelona nace a partir de la colaboración con el Hotel Avenida Palace, y haciendo homenaje a su construcción en los años 50, el restaurante ha optado por una decoración ‘vintage’, de estética mediterránea, barroca y solemne, pero a la vez divertida, alegre y desenfadada. En definitiva, un local “solo apto para todos aquellos que quieran disfrutar y, después, disfrutar más”. Está todo dicho.