Como poco, despierta curiosidad. Y no es mala puerta de entrada. En el corazón de la zona vieja compostelana ha abierto La Curiosa, una tienda de conservas que busca revolucionar el sector partiendo de un diseño innovador y la mejor calidad. Aunque está muy enfocada al turista, su responsable, Cristóbal Fernández, no descuida al público local. “Si la hubiera pensado solo para los turistas hubiera metido en la lata cualquier cosa”, explica. Y es que las conservas de La Curiosa son el souvenir perfecto porque guardan la esencia de Galicia en un envase especial que las hace coleccionables: latas blancas en cuya tapa figura una ilustración con el acontecimiento más importante de cada año, desde 1940 a 2020. Una fórmula que conocíamos del país vecino pero que en La Curiosa va más allá “porque ofrecemos más gama de conservas y mejores. De hecho, la gente compra el producto por el envase y vuelve por su calidad”, explica Fernández. Las conservas están elaboradas solo con producto fresco en Real Conservera Española. “Me adapto a lo que hay en el mar en cada momento”, detalla Fernández, que no se cierra a ampliar la gama con conservas vegetales o elaboraciones diferentes. “Somos una potencia en conserva, pero estamos un poco estancados. Por eso quiero innovar ofreciendo producto clásico de Galicia pero con salsas distintas, como un mejillón al curry o con verduras”, detalla el empresario, de tan solo 24 años. La tienda se completa con una pequeña selección de vinos gallegos que se presentan junto con información sobre cada DO y el perfil de vino que le puede gustar a cada cliente. “Lo que no quiero es que se acaben llevando la etiqueta más bonita por desconocimiento”, explica Cristóbal Fernández. En esa línea, el local dispone de una sala de catas en la planta superior en la que se celebran pequeños eventos -también en inglés- que “humanizan el mundo del vino y de la conserva”.