Tras casi un año dándole vueltas, pandemia de por medio (con todo lo que eso conlleva, incluso a la hora de definir el propio concepto del restaurante), Iván Domínguez ha abierto NaDo en Madrid, a imagen y semejanza del establecimiento coruñés -sobre todo a nivel arquitectónico y de diseño- pero con las inevitables salvedades que marca la capital. Y esto se refleja en una oferta gastronómica que ya no mira tanto al océano, aunque sigue siendo un referente, y que da mayor protagonismo a esos productos y elaboraciones más característicos de la Galicia interior. Si en A Coruña NaDo muestra la esencia marinera de la cocina gallega, en Madrid el objetivo es homenajear el producto gallego de interior y dar a conocer esa gastronomía de la Galicia menos conocida que lleva a trabajar con técnicas diferentes como escabeches, salazones, ahumados… siempre con el producto de calidad que caracteriza al cocinero y al origen. NaDo ofrece una experiencia gastronómica armónica entre tradición e innovación, un viaje por la memoria gustativa y el territorio a través de los sentidos. Platos con personalidad y sin artificios; productos de temporada y de proximidad como base, pero que se complementan con otros proyectos que aportan e inspiran la cocina de Iván Domínguez, tan reconocible en Galicia y también fuera de la Comunidad. Y es que hace tan solo dos años que Domínguez se despojaba de ataduras ajenas y emprendía su singladura con NaDo Coruña, pero ya desde entonces le rondaba la idea de volver a Madrid, ciudad que conoce y donde es reconocido, tras su exitoso paso por Alabaster. Allí ha llevado lo mejor de Galicia y su personal sello, que se refleja en todos y cada uno de los detalles del restaurante, una gran cocina abierta donde todos son bienvenidos.