Originariamente, Isabella abrió sus puertas en 2017 en pleno centro de Ourense, pero el cambio de dueños y la pandemia retrasó su consolidación. Por eso, de la mano de su fundador, Fernando López, el negocio revivió a finales de 2022, pero esta vez con una propuesta mucho más cuidada tanto en su continente como en el contenido. Comenzando por el interiorismo del local (que cuenta con una zona de barra para el chateo y un comedor al que se anexa un reservado) que, además de acogedor, rezuma buen gusto en su decoración y equipamiento. Una estética que no es casual, sino que responde a una ambientación “de moda”, casi propia del diseñador Adolfo Domínguez puesto que el mobiliario es de distintas tiendas del prestigioso modisto ourensano. Y si atractivo es el espacio, no menos original y tentadora es la oferta de este local. Así, a partir de una cocina con acento italiano (mozzarella, quesos y distintas salsas de tomate originarias de Italia) más la aportación de productos gallegos y de cercanía, todas sus pizzas se caracterizan por una masa muy perfeccionada y horneada a la piedra, similar a la romana, lo que la hace fina pero exquisitamente crujiente. Pero Isabella propone más: entrantes como una variedad de quesos artesanos al horno (que semejan una fondue) o una tabla de antipasto italiano. Las ensaladas también protagonizan su carta, destacando la de vieiras y langostinos o la de perdiz escabechada con frutos rojos. Se trata pues de un establecimiento donde prima la calidad a la cantidad y donde el cliente siempre encontrará alguna sorpresa no incluida en el menú, como un plato de pasta o un risotto especial. Todo esto acompañado de vinos gallegos donde resaltan los Valdeorras, ribeiros y blancos y tintos de Monterrei.