Galicia suma un nuevo faro convertido en hotel. Se trata del Faro de Lariño, en el municipio de Carnota, un lugar idílico para pasar unas vacaciones o simplemente disfrutar de una noche de desconexión abrazando al Atlántico. Porque todo en este establecimiento nos recuerda al mar: ya no solo su situación y los antiguos usos del edificio sino la ambientación de cada uno de los espacios o incluso el nombre de las habitaciones, con un ala de colores claros y nombres como ‘Cielo’, ‘Amanecer’ o ‘Espuma’ y otra ala de tonos oscuros y evocaciones a los días de tempestad: ‘Noche’, ‘Mar Picado’, etc. El hotel cuenta, en total, con 9 habitaciones, todas diferentes entre sí. De ellas, dos son de categoría superior y disponen de bañera o jacuzzi y de terraza. La sensación es estar alojado en un camarote dotado con todos los servicios: cafetera, minibar, plancha de pelo… El desayuno también está incluido. El hotel se completa con una recepción -que remata en las escaleras que suben a la linterna- decorada con hasta 1.400 botellas que emulan las olas del mar. También se han aprovechado las cajas de las sardinas para servir los desayunos y los cepillos que los antiguos fareros hacían, y que se han empleado para los cabeceros de las camas y para el salón-comedor. Su situación, muy próximo a la playa de Ancoradoiro, hace de este hotel parada ideal para los cientos de surfistas que visitan estas costas. Y para los clientes no alojados, el hotel dispone de una pequeña taberna exterior con terraza -dedicada al Ariete, un buque que naufragó en la zona y a cuya tripulación auxiliaron los vecinos del lugar- donde poder disfrutar de una oferta gastronómica enfocada al picoteo: pizzas, bocadillos, empanada, conservas Premium… “No es un restaurante en sí, está pensado para salir de la playa y tomarte algo”, nos explican sus gestores, que también regentan el exitoso Semáforo de Fisterra.