Porque estar al día nunca fue tan fácil

La sentencia “menos es más” no siempre es acertada, o por lo menos no en el caso de Blackbird, un pequeño espacio cervecero que nació hace tres años en el casco viejo pontevedrés y que recientemente ha cobrado altura en un nuevo reducto (a metros del antiguo local) donde tienen cabida –sentadas– cerca de setenta personas. Este cambio de continente tiene además un encanto especial puesto que su interior es totalmente de piedra con mesas y bancos de madera y alguna barra de altura entre columnas que dan la sensación de diferentes apartados dentro del mismo local. Una excelente propuesta de música donde el rock y el pop clásico suenan de fondo mientras, en una esquina, un escenario pequeño pensado para músicos, comediantes, magos o cuentacuentos, ofrece un matiz que diferencia y destaca al “nuevo” establecimiento de las habituales cervecerías. Pero Pucho (el dueño de este atractivo reducto) además de aconsejar alguna primicia también ha sabido impregnar con su propio estilo y trato una clientela fiel que nunca se cansa de conocer las nuevas cervezas y maltas artesanas que sugiere este hostelero de vocación. Y para maridar la propuesta, Blackbird ofrecerá, en breve, pequeñas delicias para llevarse a la boca como mini chorizos al vino, una especial ensalada de pasta o tortilla, todo elaborado por este inquieto promotor del universo cervecero. Con sus más de 70 referencias de cervezas gallegas, españolas y del resto del planeta (más alguna ginebra o whisky), Blackbird es, sin duda, un sitio que seduce y tienta a repetir.

Foto: Miguel Vidal

 

 

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