La historia de Andrés Suárez es la de un viaje constante que emprendió siendo muy joven con su música como un combustible y que le ha llevado desde los bares de su Ferrol natal a llenar el Wizink Center de Madrid. Así de vertiginosa ha sido, y sigue siendo, la carrera profesional de este cantautor hecho así mismo. El 24 de febrero Andrés Suárez lanzó su noveno disco, ‘Viaje de Vida y Vuelta´, un compendio de diez canciones con sonidos vibrantes en las que el artista sigue desnudándose con sus letras. Para esta entrevista no le pedimos que se desvista, pero sí que nos revele algunos de sus gustos más personales.
¿Cuál es el primer viaje que hiciste por tu cuenta?
El primer viaje por mi cuenta fue recién sacado el carnet de conducir, para ir a tocar. Por entonces tocaba en garitos de toda Galicia cargando en mi coche el equipo de sonido, mis discos y a probar suerte, a ver si venía alguien a verme. Así conocí mi tierra, a la que amo. Guardo un increíble recuerdo de aquellos viajes, sus paisajes y su música.
¿Qué es lo primero que compruebas cuando entras en la habitación de un hotel?
Que no esté puesto el aire acondicionado. Me destroza la garganta. Luego, el paisaje, si tengo esa suerte.
¿Cuál es tu viaje soñado?
No dejo de pensar en Costa Rica, no fui nunca y cada vez me cuentan más maravillas de ese lugar. Lo que más amo en mi vida es viajar, así que la lista de lugares es interminable: Patagonia Argentina, Japón, Tailandia, República Dominicana…
Si te perdiesen la maleta, ¿qué es lo que más echarías de menos?
Mis libros y mi libreta de componer. Por suerte la guitarra no podría perderse, no la suelto en todo el camino.
¿Cuál es el souvenir más insólito que compraste alguna vez?
Podría hablarte de muy extravagantes recuerdos pero creo que me quedo con la guitarra portuguesa que compré en Oporto. No sabía, al comprarla, que me adentraba en un planeta tan desconocido como ese.
¿Con qué personaje darías la vuelta al mundo en 80 días?
Si he de decirte a alguien conocido, con Joaquín Sabina. Y, si puede ser, que me acompañe mi amigo Raúl.
Tu peor recuerdo de un viaje es…
Descubrir que estaba con la persona equivocada.
¿Qué es lo más extraño que has comido en un viaje?
Hormigas. No me gustaron.
¿Cuál es tu trago preferido y el mejor momento para tomarlo?
Amo México, viajo mucho de gira allí desde hace más de diez años. El tequila sienta mejor besando su raíz, escuchando a Jose Alfredo.
¿Qué menú hubieses puesto en la Última Cena?
Tortilla de patatas de mi padre, ‘Robaliza’ a la plancha. Navajas de Finisterre, percebes de Corme, pastelón de Cedeira… Qué hambre, de repente.
Confiésanos… ¿cuál es tu vicio gastronómico?
Soy de muy buen comer. Uno de mis malos vicios es ser nervioso en ese sentido, quiero conocer los mejores lugares para comer en cada viaje y no disfruto de la calma que supone una buena charla y un buen vino acompañado, Albariño a poder ser.
Cuando tienes invitados en casa ¿con qué plato triunfas?
Amo comer y cocino fatal, la paciencia que tengo para la música no la tengo en la cocina. Cuando tengo invitados en casa abrimos el primer vino en el estudio y luego me toca invitar a un restaurante cercano. Se quedan más satisfechos, y yo también.