La decisión de los Colleiteiros do Ribeiro de no participar en ninguna acción promocional organizada por el Consejo Regulador sigue firme. Los pequeños productores sostienen que la situación actual del Consejo, especialmente la representación de las diferentes sensibilidades en el Pleno, les ha llevado a tomar esta decisión, que hace tiempo se venía gestando. Insisten en que el reparto de vocales no refleja la realidad del territorio pues en un Pleno compuesto por diez vocales, la mitad de ellos “representan a un 6% de las bodegas de la D.O. (las de más de 400.000 litros/año y las cooperativas) mientras que los Colleiteiros solo tienen un vocal, que representa el 61% del total de las bodegas de la D.O.” apuntan. Y aunque consideran que las decisiones del Pleno son legítimas, aseguran que “no son democráticas”, por lo que concluyen que “resulta obvio e imprescindible que tengamos que fomentar el debate sobre el modelo del Ribeiro fuera de ese ámbito”.
Pero las quejas de los Colleiteiros van más allá pues también hacen alusión al papel que los pequeños productores han tenido y tienen en el mantenimiento de la idiosincrasia propia del Ribeiro -sobre todo en cuanto a la elaboración de vinos a partir de las variedades autóctonas- y a la mejora de la imagen de la D.O. “En este proceso de recuperación tienen mucho que ver los Colleiteiros, pero también pequeñas y medianas bodegas que apuestan decididamente por la calidad y contribuyen de forma indiscutible al prestigio que hoy tiene O Ribeiro”. Los Colleiteiros citan medidas tomadas por el Pleno que no comparten, como el incremento de los rendimientos de producción por hectárea de viñedo en las campañas 2017 y 2018 o que los vinos elaborados exclusivamente con variedades autóctonas paguen un precio mayor por las precintas certificadoras, “lo que supone abaratar los costes de los vinos elaborados con variedades foráneas”, concluyen. Y aunque reconocen un “creciente esfuerzo de control” por parte del Consejo Regulador, recientemente acreditado por la ENAC, lamentan que la tendencia de los últimos años sea la de “favorecer a los vinos autorizados (elaborados en parte o en su totalidad con Palomino), sobre los vinos producidos exclusivamente con variedades autóctonas”; y advierten de que “buena prueba de ello” es que se ha vuelto a plantar Palomino en O Ribeiro.
Los pequeños productores insisten en que existen dos modelos en O Ribeiro pero que pueden convivir “partiendo de la base de que un modelo no se puede imponer sobre el otro”. El suyo -dicen- pasa por “la vinculación al territorio”, “la excelencia del producto final”, “la exclusividad” para competir en el mercado, frente a la “producción industrial altamente intensiva en capital y con un mínimo uso de la mano de obra”. Por eso vuelven a pedir medidas concretas como una precinta identificadora de los vinos de Colleiteiro, una regulación propia para esta figura y una promoción específica para la misma.