¿A quién no le gustaría saborear alguno de aquellos “bocatas” que nos preparaban en la aldea nuestra madre o abuela? Sabores totalmente reconocibles envueltos en un pan crocante y apetitoso que, con el correr de los nuevos tiempos, se han ido perdiendo. Pues ya no, dos atrevidos emprendedores (Graciela y Darío) han abierto recientemente Chichalovers, un espacio que recupera un instante perenne en la memoria de las “cosas ricas” que comíamos en nuestra niñez y adolescencia. Bajo la modalidad de take away (próximamente también delivery) se pueden degustar elaboraciones en formato de bocatas tan caseros como los de antaño y donde los chicharrones son la materia prima fundamental. Así, los podemos degustar acompañados de queso Arzúa gratinado y pimentón; con manzana ácida, cilantro, lima y salsa de yogur; con col y queso San Simón da Costa fundido; o con chorizos y grelos, entre otros. Con panes artesanales y brioches de obradores locales y con productos de cercanía y garantizados con el sello de calidad de I.G.P., este Chichalovers (situado estratégicamente en la Porta do Camiño) es la más propicia variante, puramente gallega, a la abundancia de hamburgueserías que han surgido en Galicia. A la hora de la carta dulce, también ponen en valor ofertas como el queso con membrillo; un molde de brioche con chocolate, crema de maní, plátano y frambuesa o simplemente pan brioche con chocolate. “Queremos perpetuar nuestra cultura a través de la gastronomía, transmitir que los productos más tradicionales pueden ser atemporales y adaptarse a las nuevas tendencias sin perder su esencia”, expresa Graciela Castro, cofundadora de este proyecto que pronosticamos acertado en su forma y contenido.
En Santiago, los bocatas con más “chicha”
